
Hace un par de semanas me inscribí en un taller de acuarela en Pucón, por cierto, con un profesor que es un lujo (@taller39sur)
He pintado al óleo por algunos años, sin grandes pretensiones. Pintar es una maravillosa herramienta de meditación ¿Pero acuarela?, donde los pigmentos se te arrancan y el agua te lleva tan de prisa, tan insolentemente de prisa que te pierdes si no logras retener el instante en que la gota te mira de reojo antes de iniciar la huida. La experiencia, ha sido todo un desafío…, ahora ¿Por qué lo hice? Experimentar, siempre experimentar la vida en algún punto nuevo, y si ese punto me puede conectar con lo esencial, mejor aún.
Cuando ya venía de regreso a casa, puse una buena música, bajé el vidrio de la camioneta para que entrara con fuerza el aire fresco y me dediqué a maravillarme de como estaba el cielo. Todavía con rezagos de la fuerte tormenta de anoche. Sí, hubo muchísimos relámpagos con truenos escondidos, gritos apagados de alguna estrella molesta o tal vez alguna pelea violenta de alguno de los dioses del olimpo.
Poco a poco la tormenta fue tomando un cariz más violento, los truenos llegaron intensos y el cielo comenzó a quebrarse en una sinfonía casi inquietante, uno de mis perros, apareció de improviso en mi dormitorio, me miró con ojos de súplica, la dejé echarse a los pies de mi cama, su respiración se pauso y mi alma también. Sin embargo, el espectáculo siguió hasta el amanecer y mientras ello ocurría, mi menté se fue colgando del último destello, pensaba en todo lo que ocurriría más arriba de ese cielo furioso, que violento y maravilloso espectáculo se estaba llevando a cabo y yo, yo sólo atisbaba una sombra de todo eso. Hay tanto que no vemos, tanto acontece en silencio en el cielo, en el universo, en la oscuridad de la noche, en el deslumbrante amanecer, y no lo vemos, ni siquiera nos detenemos a pensar en ello, no nos detenemos a escuchar el susurro de tantas voces inmortales. La cotidianidad nos engulle, los medios, el ruido apagando constantemente la vida, la real. Esa maravillosa energía que forma la aparente materia.
Y mientras venía de regreso, las nubes bailaban glotonas, llenas de blancos y grises, con el celeste de fondo, el sol medio agazapado, la brisa caliente. Los árboles quietos y mansos bordando mi camino y yo, yo disfrutando con asombro de toda esa belleza mientras mis manos se fundían en un volante que también existe, sin consciencia, pero también danza en un plano de esta existencia.
Tan hermoso era todo, que Incluso se me olvidó el dolor de mi rodilla. Cuán poderoso es lo que acontece fuera de la mente. Cuán poderoso es lo que está más allá del pensamiento.oso es lo que está más allá del pensamiento.








Hace un rato empezó la Teletón y toda la gente esta pegada a sus televisores, uno de mis hombres pidiendo más comida de la que me queda en la despensa para llevarla a un evento, el otro trabajando todo el día recolectando comida en un supermercado, unos niños en la calle juntando ropa, medicamentos, apoyando. La tierra cada cierto tiempo se mueve, y nosotros, nuestro espíritu también, tal vez estas pequeñas tragedias traen tras su manto destructor grandes enseñanzas.




