Sería…

Sería fantástico si de pronto olvidara como me llamo, o como camino por las enrejadas mañanas de invierno, olvidar el verde del campo en primavera, de aquellas noches refulgentes de estrellas o del olor a café, a mango recién cortado, a la piel de los hijos, al verde profundo de las hojas en brote.

Sería grandioso olvidar a mis muertos, también a los vivos y así no tener apegos, ni lagrimas, tampoco risa. Ser como el aire, sin raíces ni cimientos. Sería grandioso pararme en las esquinas de una vida cualquiera y oler sus días, amasar sus tristezas hasta convertirlas en pan fresco, peinar mi pelo con rebeldía, mojar mis pies en las orillas de un río limpio, atestado de piedras parlanchinas, esas que brotan sin nombre. Caminar descalza por la tierra en siembra, tenderme en el pasto y ser festín de chinitas y hormigas en letargo.
Sería perfecto olvidar como beso, mi tacto y mi rostro, olvidar que existo, que he existido tanto, que existiré tanto más. Vestirme con paños de colores de esos que no matan, jamás con seda, nunca con pieles. Abrigarme sólo de besos cuando estoy enamorada y de lagrimas amarillas cuando tengo pena, me gustaría olvidar las palabras, lo que pienso y los ojos de los que amo, sería perfecto no saber de donde provengo, ser etérea y sutil, tanto que pueda estar en todo, hasta no ser nada.

El Violín

 

 

Entre el cielo y la tierra

Me pierdo. Iré a lavar mis pecados, no son muchos, y menos pocos, pero si intensos, como yo, como toda yo. Lavaré con nieve el deseo, con nieve las preguntas que se arrastran por la tarde.

El viento hará lo suyo, él a través de mi faz limpiará el destierro con que me alimento en los días de cordura, y mientras esté en lo alto, colgada en el tráfico perdido a mi destino, escribiré historias con tu boca, con tu mano franquearé mi tierra toda y dejaré que pongas banderas en mis cimas, en mis ríos, en toda mi delicada pero firme tierra dulce. Dejaré que vagues por mis lados y esquinas, por la tersura de mi mente, de mi infinidad, de mí…, que no es poco por la complejidad que me contiene. Y yeremos, veremos como amanece nuevamente el día en cada día.

Quiero

Después de leer a Linyu Tan me pregunté, ¿que quiero yo para vivir?, y la lucha comenzó…, hay tantas cosas, (soy tan ambiciosa), quisiera desaparecer en la vida para ser en cada cosa que veo, quisiera poder brotar en el verde y morir cada tarde en los pies del día, quisiera convertir mis deseos en quietud, despertar en las palabras para que fueran más explicitas, quisiera no tener rostro para que acaricien mi alma. Quisiera tener menos capacidad de amar y poder empinarme hasta donde duerme el desapego y empaparme las manos, los ojos y el pensamiento con él.

Quisiera…, quisiera ser poeta de los muertos, escribir poemas a los vivos, desarmarme en cada verso cuando estos logran escaparse de mis dedos, ser matriz de todos mi silencios para alcanzar esos mundos que por tanto ruido, no me permiten encontrar el camino.
En lo material?, bueno ahí quisiera tener una casa de muñecas, pero sin muñecas, ni colores, sólo un juego de tacitas de café, una cocinilla de juguete, como aquella que me acompañó en mi niñez, con muchas Sigue leyendo