Entre el cielo y la tierra

Me pierdo. Iré a lavar mis pecados, no son muchos, y menos pocos, pero si intensos, como yo, como toda yo. Lavaré con nieve el deseo, con nieve las preguntas que se arrastran por la tarde.

El viento hará lo suyo, él a través de mi faz limpiará el destierro con que me alimento en los días de cordura, y mientras esté en lo alto, colgada en el tráfico perdido a mi destino, escribiré historias con tu boca, con tu mano franquearé mi tierra toda y dejaré que pongas banderas en mis cimas, en mis ríos, en toda mi delicada pero firme tierra dulce. Dejaré que vagues por mis lados y esquinas, por la tersura de mi mente, de mi infinidad, de mí…, que no es poco por la complejidad que me contiene. Y yeremos, veremos como amanece nuevamente el día en cada día.