Cuentos de sabiduría.

La duda atormentadora

sabio y discipuloEra un discípulo con genuino anhelo espiritual, pero estaba dominado por múltiples dudas que le inquietaban y le robaban el consuelo. Acudió a visitar al maestro y le expuso una de ellas:

-Maestro, ¿cómo podré saber cuándo estoy realmente en la senda hacia la suprema libertad interior, en la vía hacia la quietud inconmovible?

Una sonrisa iluminó el rostro del maestro, que dijo:

-No te atormentes. No dejes que tu mente te abrase con dudas inútiles y desgarradoras. Cuando realmente estés en la senda hacia la libertad interior y la inconmovible serenidad, ya no te formularás ese tipo de preguntas. ¿Acaso el ave se pregunta si realmente está volando o el pez si verdaderamente está surcando las aguas?

Comentario

¿Estaré avanzando lo suficiente? ¿Estaré más cerca del logro, el objetivo, la meta? La mente calculadora no cesa; el pensamiento negociante no cede. Si no tenemos razones reales por las que preocupamos, acude á la mente porque ella te proporcionará todas las que quiera para preocupamos. Perdemos tanta energía en vacilaciones, dudas y cálculos que somos como el estúpido loro que encerrado en su jaula reclama libertad, pero se niega a escapar de la misma cuando alguien le abre la portezuela. La mente quiere cambiar…, pero no quiere cambiar. La duda seria invita a investigar, apela al discernimiento y a la inteligencia primordial, ayuda a crecer interiormente, pero las dudas por las dudas mismas roban energía y tiempo, desvitalizan y nos hacen parecer una gallina clueca. Tanto dudo, que no actúo; tanto pienso, que no procedo. Como cuando nos subimos a lo alto de un trampolín y empezamos a darle a la manivela del pensamiento: me lanzo o no me lanzo, caeré dentro o fuera de la piscina… y, finalmente, descendemos por donde habíamos ascendido. La luna se refleja en el lago; la rosa exhala su aroma. ¿Dónde está el problema? Es importante aprender a ingerir o no, según sea o no preciso; aprender a asir y soltar; aprender a ser sin malgastar tanta energía en cálculos. Como dicen los sabios de Oriente: «El camino ya es la meta; la ladera ya es la cima».

Sólo porque es viernes…

Hoy,  me atrincharé en mi basta humanidad, con todo lo imperfecto,  lo real y lo ilusorio, con mis temores, deseos risas y llantos, con todo lo que soy de perfecta y humana, imperfectamente humana. Maravillosamente divina.

Me vaciaré en cada instante, reiré con mis amigos, lloraré quizás con mis ausencias y tal vez hasta, me regale algún beso furtivo en la oscuridad de algún pensamiento, ¿quién sabe?, hoy, todo puede ocurrir sólo porque es viernes.

Oleré las calles, acariciaré a cuanto perro me regale el día, besaré sus frentes desbastadas de ausencias. Comeré hasta hartarme, jamás carne, pero sí libre de culpas, de ansias, libre de futuros, me hartaré de los frutos de la tierra.

Creo que hoy, me atrincharé en las esquinas del día hasta exprimirle toda risa, todo llanto…, sólo porque es viernes.

Sol

Cuando soy inmensamente felíz

 

 

Hoy me di cuenta, que cuando logro salirme del mundo sin que nadie me demande, cuando logro arrancarme al silencio que se esconde tras el bullicio incesante de los días y me ahondo en toda mi humanidad, cuando me encuentro con todo mi extraordinario «yo», llegan a mí estados de felicidad que me empapan y dejan todo en una mansa quietud.

Ocurrió hoy; no quise ir a almorzar, quería caminar y respirar el día, sentir el suelo trenzándose emocionado bajo mis pies, escuchar el sonido del agua mientras corre apurado en el pequeño arrollo tras los árboles, y así lo hice, el día estaba luminoso y cálido aún estando en otoño, los árboles me miraban amistosos dando respingos de alegría, las hojas se abrían ante mí con todo su colorido, tornándose vivas y femeninas, el pasto se onduló deseoso de la tierra y yo, yo caminé como una musa imaginaria de algún poeta en un auto-impuesto destierro. Y fui feliz, por esos minutos fui inmensamente feliz ante la naturaleza toda que se abrió generosa para mí, ante el silencio del mundo, ante la quietud de mi pensamiento.

Carta de una amiga

Esta es un hermoso correo de una amiga entrañable que cree morirá, no sabe que mi amor por ella y que su fuerza la tendrán más tiempo del que cree junto a nosotros, lo quise compartir con Uds. por la belleza humana y literaria que encierra.

«Ya me siento mejor, el dolor de cabeza es muy leve. el dr. que llegó a mi casa, quiso saber de mi, quizás un poco de curiosidad por eso tanta atención, le interese como paciente y como ser humano, conversamos un buen rato, de ti, de tus poemas, de los míos, y de la forma como quiero desprenderme de mi aliento, de la forma en que quiero tragarme el llanto de la despedida, de la forma en que me gustaría estar vestida cuando cruce esa línea conocida, pero tan temida, el no querer preocuparme mas cuando mi cuerpo este inerte.

Cuando alguien baje las cortinas de mis cuencas; el aprendizaje contigo, el vivir un instante lo acumulado en los huesos. tu risa invisible pero armoniosa, el viento Sigue leyendo