La Ilusión

Como dice un poema del poeta Indú TUKARAM, «tanto he perdido contacto con la realidad que me imagino…» estoy en un mundo real, y sin embargo no puedo tocar nada más que unos sueños que se vacían en un papel sin color, el mundo gira y las particulas de polvo que lo componen creen que son tan ùnicos.

¿Qué es un hombre sino sus escasos momentos de comprensión?

T U K A R A M

¿TANTO HE PERDIDO contacto con la realidad
que me imagino escribiendo poesía?
De seguro tus devotos ilustres
todos poetas famosos, se reirán de mí
Hoy enfrento la prueba más dura de mi vida:
no tengo ninguna experiencia
y me han pedido que cante.
Soy el inocente a quien piden pecar
sin haber probado lo que ha de cometer.
Soy sólo un principiante, inculto en el arte,
ni siquiera mi Maestro se me ha revelado.
Ilumíname e inspírame, oh Señor.
Dice Tuka: el tiempo se me acaba.

Renacer

E

En los miles de deslindes que se inserta mi palabra,
me deshago, completa e imperfecta,
me deshago en el tiempo que se curva en mi vientre,
en mis muslos, en el ángel que me cuida.

Es mi alma y es mi sangre y son mis dedos,
es mi tacto racimos de un silencio
que se ahonda en la curvatura
más extensa de mi ojo, de mi lengua de miel,
de mis poros de canela, de todo yo,
de toda mi femineidad, de todo lo que soy,
del Dios que me habita, del que habito,
del que soy.

En los miles de comienzos,
en todos los finales que dan mi nueva partida,
mis muertes, mis eternos e incansables nacimientos,
en todos renazco una y otra vez,
florezco, muero, eternamente.

Sucede, que…

Sucede que, (cuándo el sol esta vivo en la tierra …)

Lates, lates en mi espalda y mis ojos, lates como un corazón vivo y silencioso quebrándose en mi pecho, lates en cada pensamiento que se rompe en mis ríos.

Lates en las gotas que caen distraídas desde el cielo, en mi sangre de hembra viva, en la orilla de la tierra, en los sacros silencios de tu alma, en las piedras que reposan en la tierra.

Lates en las cimas de mi piel, en cada esquina de mi cuerpo.

 

 

 

 

Me provocas

 Me provoca tu beso
y el grueso de tus labios.
Me provoca tu sonrisa,
y esa mirada infinita
que se escapa de tus ojos,
al solo imaginarlos.
Me provocan tu boca
haciendo piruetas en mi vientre,
y tus dedos suaves
bordándome lirios en la espalda.

Me provoca tu pecho ¡todo entero
derramándose en el mío!,
tu vejez exquisita plena
de experiencia
silenciando mi palabra.

Me provoca tu delirio y tu silencio,
tus manos, todas ellas me provocan
¡no sabes cuanto!

Ay cariño, si todo tú…,
toda entera me provocas,
tanto…, que haces
desbordar mi alma
de tanto provocarme.

 

Reflexiones

Tal vez por mi naturaleza me gusta tener cerca a los que amo, crear lazos con los que estoy queriendo y regalarme a los que de una u otra forma entran a mi vida, he acá este comentario para todos ellos, los que están entrando en mi vida a través de este medio. Me gusta cuando la vida me sorprende, con sus brillos todos, con los afectos, me gusta cuando veo en ojos que no conozco… tanto cariño, cuando a través de este medio que de seco y de frío se vuelve no creíble y sin embargo…, encuentras seres que se amoldan de tal forma en tu humanidad, que los quisieras retener, aquietar y guardar en tu memoria para cuando los días son grises. Es el caso de un Marcial luchador y querible a toda prueba, de una Marola… que tiene tanto que decir, de mi bella Marcela, hay tantos en realidad…, lástima que están tan lejos, de otra forma, me los robaría para dejarlos quietos en una esquina de mis delirios, esos a los que acudo cuando estoy plena. Los quisiera cerca para mirarlos y saberlos vivos y reales, eternos como yo, como el tiempo… Me regocijo en las letras de Florie, con esa Sigue leyendo

Porque escribo

El otro día conversando con un amigo escritor, discutíamos ¿porqué escribimos?, cuando la gente nos dice, ¡que maravilla estar enamorados! después que leen un poema de amor o esos romanticones o un tanto eróticos, que posteamos, pero la verdad, es que la mayoría de las veces, no se esta ni enamorados ni se esta pasando por un estado de temperatura elevada, al menos en mi caso.
Yo escribo porque me hace bien hacerlo, porque siento que puedo respirar con mayor soltura, porque imagino cosas, por ejemplo, cuando pienso cuanto ha de amarse una pareja que veo cruzar por la calle cargando más de ochenta años cada uno en su espalda, y unos cincuenta en conjunto, y todavía se respira el amor que hay en ellos, o porque al caminar por un parque veo una pareja que se ha olvidado del mundo mientras se besan y abrazan casi olvidándose que están en un lugar publico, y la gente pasa, y yo paso y los miro con rechazo, bueno…, solo unos instantes luego esbozo una sonrisa maliciosa y llena de envidia.

Porque tengo mis desvaríos con aquello que es ideal, la palabra. Me gusta hablar con ella, porque la tomo, la visto con ideas, con sensaciones, a veces también me pongo más lasciva y ella me acompaña silente y decidida. Me gusta imaginarme a las personas, aquellas que conozco y las que no, me gusta preguntarme ¿que vida llevarán, serán felices?, ¿Cómo será ella?, la amaran?, será feliz?, ¿como será él?, será dulce, profundo, será, será…será…y sale una historia o tal vez incluso salga un «solo imagina».
Creo que por eso escribimos, por eso escribo, para poder juntar la realidad con la ficción en un abrazo silencioso.

Santiago

 

Ayer tuve que ir al centro de Santiago, tenía una reunión a las siete de la tarde con mi editor, tomé la costanera y en 10 minutos estaba llegando a los estacionamientos subterráneos, opte por el de Santa Lucia, siempre me ha gustado esa parte de la zona céntrica, me trae recuerdos. Por muchos años trabajé en pleno centro, y a veces, con el tumulto de gente y las presiones del trabajo sentía que me asfixiaba, era entonces cuándo llamaba a mi amigo Miguel Ángel , un exitoso empresario que tenía sus oficinas al otro lado del cerro, el era amante de la buena poseía, de las primeras ediciones, de las buenas conversaciones y además, pertenecíamos a la misma escuela iniciatica, ósea, estábamos muy unidos, – ¿almorzamos en el cerro?, le dije con voz de suplica, – ¡voy!- , él siempre estaba ahí para mí  y partíamos con un par de sándwich comprados al paso y Sigue leyendo

Entre el cielo y la tierra

Entre el cielo y la tierra…

Todos los tiempos se mezclan en líneas cruzadas,
en espacios plenos de materia, negros, tan negros.
Entre la palabra y el silencio …,
se tejen universos completos.
Vida…, tanta vida que ciega el entendimiento,
sólo…, para no ser vista.

(Hay vacíos tan profundos que se tragan el pensamiento)

«Te miro mirandome en un silencioso aleteo del tiempo, y eso…, me embriaga de nostálgia»

Universo

A veces…,

«Cuando logro atrapar el universo en mis dedos, todo lo demás pierde sentido, incluso yo, sobre todo yo»

¿Te he contado que cuándo era una adolescente me tendía en el pasto de mi casa en Pirque, ese lugar al cual tanto amo, y que tenía la particularidad de entregarme un cielo nítido, negro en toda su anchura, en toda su profundidad y me dejaba llevar por ratos sin tiempo en el cielo que se caía en mí? Bueno, era así…
Recuerdo cuándo en las noches de verano, el canto de algunos grillos, las caricias de las hormigas y unos pocos besos húmedos de mis perros era lo único que lograba distraerme de ese magnífico espectáculo, el cielo se regalaba entero en mí y miles de puertas de titilantes ojos, seguramente de otros universos, me miraban en complicidad, pensaba, «Dios, son tan pequeñas y encierran tanto…», creía en mi mente pueril, que cada una de ellas era una pequeña puerta a otros mundos, a otros infinitos universos inimaginables en su forma; ahora, con el paso del tiempo esas ideas no han cambiado mucho, tal vez con Sigue leyendo

Desvelo

Anoche después de apagar el computador leí un rato Zanoni, ya no quería pensar en Rilke me ha tenido en un estado un tanto raro, me pasa cuando me sumerjo demasiado en mi interior, apagué la luz y me dormí, al cabo de unas horas desperté pensando en alguién que no conozco, pero ronda en mis palabras, seguramente soñaba con él, ¿tal vez un recuerdo?, quién sabe pero el sueño se me escapó, se fue, yo me quedé en vela esperándolo. Nunca llegó.
Me puse a pensar en el trayecto que hice ayer en la tarde de regreso a casa y que me dejó con un sabor amargo.Al salir de la oficina las calles lucían más pobres que de costumbre, mi auto quebraba el silencio dejando un ruido molesto, yo quería ser más silencio para pasar imperceptible, no pude. Una joven de pelo largo y teñido de un amarillo molesto caminaba como si fuera feliz, tendría unos 17 años vestía unos jeans que le llegaban hasta las rodillas, tenían roturas que aparentemente estaban hechas a propósito y bajo éstos se asomaban unas pantys negras, arriba vestía una polera rosada que dejaba ver unos pechos pronunciados y firmes, tanto que pareciera enganchaban los ojos de los pocos Sigue leyendo

Maria Rilke y algunos desvarios.

La ciudad esta durmiendo por fin, el crepitar de la llama de la vela aún acompaña mi lectura, (anoche debido a una tormenta se cortó la luz en mi sector, disfruté el volver a una tierra primitiva sin los avances del siglo. Mi lectura se centraba en Rilke quien en uno de sus versos, los cuales releo una y otra vez porque encuentro en él una luz que alumbra con más certeza algunos cuestionamientos, esas sombras que tiñen de duda  mi consciencia.

Es en estos versos, los cuáles tengo enmarcados en mi cajón de tesoros donde veo tanto…

Ésta es la nostalgia: morar en la onda
y no tener patria en el tiempo.
Y éstos son los deseos: quedos diálogos
de las horas cotidianas con la eternidad.

Y eso es la vida. Hasta que de un ayer
suba la hora más solitaria de todas,
la que sonriendo, distinta a sus hermanas,
guarde silencio en presencia de lo eterno

«No tener patria en el tiempo», no tener apegos ni moradas, no tener pie asentado en una falsa realidad. ¿Cuál verdaderamente es esa ansiada realidad? ¿la que pisamos, la que vemos? o es aquella que siente nuestra alma cuando desgarrada por el sinsabor del cuestionamiento, viudo de respuesta, mudo de razón, vaga ante los escasos atisbos de lucidez , y a los cuales solo llego mediante un paso de silencio sepulcral.

Dice Rilke, «quedos diálogos de las horas cotidianas con la eternidad».  Es ahí donde me relamo con un perro herido ante los diálogos con «mi eternidad», que es distinta a la suya o a la de cualquier lector, ésta varia según la distancia que los separa de la tierra, mi Sigue leyendo

Isla de Pascua

 La red me sigue regalando gente sorprendente, de esas con la que vale la pena desandar parte del camino, un amigo de Luis Irles, Lobo Seadog, me preguntó por mis viaje a la Polinesia, en realidad «polinesia» suena a mucho para mi escasa experiencia en la tierras insulares, sobre todo para un hombre como él, que vive o vivió en Tahiti, (en alguna vida, sin lugar a duda fui de esas islas), pero en esta me conformé con Isla de Pascua, eso fue en el año mmm… 1983 cuando tenía apenas unos 20 años, (ósea ufff, miles de años atrás). Había terminado de estudiar administración hotelera y un grupo de compañeros nos fuimos  a la Isla de Pascua, me moría por Tahiti pero la «otra» estaba más cerca. Siempre me imaginaba con un pareo de Sigue leyendo

La música

Qué efecto milagroso se produce en mí con la música, podrías creer que yo, una mujer que ya paso las cuatro decadas le encanta el Regetton!!… es curioso, hoy mientras manejaba a casa me di cuenta de la versatilidad en mi gusto musical, cuando me llamo, cuando quiero que venga la Patty real, esa que viaja por los siglos, ahí me gusta la música con armonía, equilibrada, disfruto intensamente a un Telemann, Corelli, o los caprichos de Paganini (esos me transportan y me llenan de energía) o por supuesto, Bach con sus cantatas y brandenburgueses!!,  Tchaikovsky que una vez escuchando su concierto Sigue leyendo

Ven

Pasa amor, te invito a un silencio,
desnudemos los dedos,
mientras me pintas los ojos de deseo.
Toca mi desplante con tu cielo
Haz…, haz de mí, la matriz de tu universo.

Día de muertos

¡Hoy, es día de muertos!, los martes me gusta caminar junto a mis muertos, los destierro y cargo en mis alas para llevarlos a un rincón de mi existencia.
Los quiero a todos, a mi madre para que recite a un Rafael de León apasionado, a mi hombre para saberme infinitamente amada, para que sepa que lo amé infinitamente, a los que no conozco pero sé de ellos, a mis angeles que estuvieron en esta tierra expiando sus culpas, a los que partieron antes de tiempo y me persiguen para que les cure el alma. Los quiero a todos en mi mesa, quiero hablar de la vida que se esta descorriendo en mi memoria, que me quiero muerta como ellos, (a veces los días me cansan, me hastía su giro infatigable), quiero que me cuenten sus penas, saber si los colores son más vivos donde ellos reposan, si la tierra huele a yaga, si sangran o tienen lagrimas en los dedos.
Quiero columpiarme en las nubes, me imagino que los muertos en sus tardes de tedio se balancean en esas nubes preñadas de vida, así no se sienten tan muertos. Beberme el mar en sorbos lentos, la luna al desayuno y caminar junto a ellos por un césped húmedo de madrugada.
Hoy es día de muertos, de todos mis muertos y los no tantos, los que fueron acribillados, los torturados, acá y al otro lado del mundo, los que mueren solos desangrados por una bala que quiso ser suicida en una cabeza de llantos, los que me miran tras de un mundo paralelo y los niños muertos, esos que caen por una bala perdida en un vuelo de pobreza.
Los quiero a todos junto a mi, daremos inicio a la tertulia.

Los Lunes

Los lunes se me hacen pesados, tanto que me cuesta transitarlos, siempre ha sido así, hoy particularmente es así, motivos?, hay muchos, hoy especialmente hay muchos.
En este lunes 18 de Febrero me quiebro al día, si, ya no quiero más lunes de resacas apagadas, quiero vivirme como si fuera sábado, esos me gustan, huelen a caricias, y ojos queridos, a languetazos de cuatro patas, a pastel horneado, a letras cargadas de sentido, a paisajes vivos, a una bicicleta incansable, a mis manos hurgándote, a mis deseos de tragarme el mundo con una rápida mirada, de esas que doy sin que me apremie la vida ni el reloj, ni la gente que no amo.
Tal vez si no fuera lunes, sería más amable, olería a primavera, o tal vez, sería como un silencio en la suite Nº 1 de Bach.
Si no fuera lunes los árboles lucirían seis tonos de verdes, la gente me estorbaría menos en el tacto y el mundo, el mundo estaría más liviano mientras se mueve en mi mano.
Tal vez, si no fuera lunes sería más amigable al desatino, la pobreza dolería menos en los ojos del huérfano, la riqueza sería amiga del luto, la puerta dolería menos en los dedos, los gobiernos destilarían cordura y sería la magdalena penitente de Tiziani mientras espero que llueva.
Con cada nuevo lunes, creo que respiro más lentamente.

A veces…,

A veces…, Me invade una rara sensación, de esas que continuamente me invaden, de esas que se respiran pero no se hablan, eso me ocurre cuando me encuentro en las cosas que toco, cuando me hurgo y renazco en lo que no tiene forma.

Cuando me encuentro en aquello que no es tocable ni vivible, como si fuera deslizandome por el gemido de una pluma mientras caé de algún lugar sin forma, suave e inaudible.  

Y es ahí cuando…, desaparezco, y me presiento viva, más viva que la palabra y más, mucho más que el tacto, más que yo misma, más que aquello que me contiene, más que lo que nadie puede comprender. Estoy tan viva que muero a todo.

Hay días…

Hay días en que…Me hurgo y busco en las esquinas de mi pasado, me violento en los recuerdos, en mis muertos, ¡que son tantos!, algunos todavía caminan junto a mi, todavía me hablan…

Me adentro en un océano tan profundo que me hago parte de él ya que el mundo desaparece a mi vista. Me hurgo en las calles de piedra que transité alguna vez, hace miles de años, tantos que ya no las recuerdo, pero aún así, viven en la esquina de mi ojo.

A veces…,

A veces…,Sueño contigo, con tus manos viejas, tanto que podrían sostener al mundo, con ese beso en el que muerdo miles de recuerdos, recuerdos placenteros que datan de tiempos que ya no existen, un beso que me deja un sabor dulce, tanto que miles de abejas se acercan a besar tu dulzor, sueño con tus bosques de selva, con tu paso silencioso, con un pelo que carga fuerza para mil batallas más. Sueño con el tacto quedo, con un aroma que extasía mi cuerpo, con unos ojos que tragan todo mi destierro. A veces, sueño contigo y me pierdo en ti.

Una Mirada

Hoy recordé a mi golondrina, te he hablado mucho de ella, como cayó de un árbol, como llenó mi vida, cómo se fue…
Son esos instantes, pequeños instantes, episodios, acontecimientos que muchas veces pasan desapercibidos y por Dios que nos marcan. Espero siempre poder darme cuenta de ellos. Como el de hoy.

Estaba comprando un regalo en una tienda importante de Santiago, era un regalo para «el Renan», te acuerdas? El junior de la empresa en que trabajo, te conté que fue él quién llegó un día con la golondrina en las manos – «Mire lo que encontré»- me dijo con los ojitos brillantes, luego de ver esa cosita diminuta con ojos de angel que se asomaba tras las toscas manos, se la tuve que arrebatar,  sería nuestra hija le dije, después de eso siempre Sigue leyendo

Me pierdo

He estado sumida en este mundo, el material, aquel que no me gusta porque me pierdo en él y no logro encontrarme. Trato de afirmarme en alguna orilla del otro, pero los adoquines de las calles están pesados, los semáforos demasiado encendidos para mi gusto, y la gente…, la gente me absorbe. Mañana será otro día. Quiero estar tranquila para leer a mis amigos, a los blogs de aquellos en los que descubro tan buena lectura y me hacen sonreir con satisfacción, para escribir las cosas que a mi me gustan, si esas que tal vez no son muy literatas pero son lo que yo soy, etéreas , todo eso, mientras camino entre el cielo y la tierra.

Buscando

Busco como un ratón de biblioteca algo que me de indicios de lo que debo encontrar, te aclaro que no tengo mucha claridad de lo que sea, pero se que está y debo buscarlo. Dicen que quién busca encuentra.

Aprieto los dedos contra un lápiz que ya comienza a hartarse de mí, quiere descanso. Lo entiendo, pobre… no es fácil soportarme. Arremeto contra el teclado que rápidamente comienza a fatigarse de tanto repique, la pantalla me mira como si fuera un espejo de uno de los tantos mundos donde encierro a mis seres fantásticos, me hace una mueca en una de las esquinas, la superior derecha, seguramente se ríe de mi impaciencia, cualquiera lo haría, bueno cualquiera menos tu, si te tuviera a mi lado escarbando mi memoria, o tal vez ni siquiera necesitas escarbar mi memoria, solo necesitarías hundirte en mis ojos, seguro que con eso te bastaría, ellos dicen tanto, al menos a los que saben ver.
Sabes que a veces casi puedo olerte, lo sabías?, hueles a almizcle, con tus ojos negros y el que se supone color blanco que encierra el iris, se esta tornando un poco amarillo, creo que es efecto del café, o el cigarro, aunque debiste dejarlo hace bastante tiempo. Tu pelo casi cano contrasta con esa tez mate que tanto me gusta. Uff, ya me perdí en ti, en vez de concentrarme en lo que debo buscar, lo ves?, siempre me pasa, es que me pesas en el alma a pesar de no conocerte.