¡Hoy, es día de muertos!, los martes me gusta caminar junto a mis muertos, los destierro y cargo en mis alas para llevarlos a un rincón de mi existencia.
Los quiero a todos, a mi madre para que recite a un Rafael de León apasionado, a mi hombre para saberme infinitamente amada, para que sepa que lo amé infinitamente, a los que no conozco pero sé de ellos, a mis angeles que estuvieron en esta tierra expiando sus culpas, a los que partieron antes de tiempo y me persiguen para que les cure el alma. Los quiero a todos en mi mesa, quiero hablar de la vida que se esta descorriendo en mi memoria, que me quiero muerta como ellos, (a veces los días me cansan, me hastía su giro infatigable), quiero que me cuenten sus penas, saber si los colores son más vivos donde ellos reposan, si la tierra huele a yaga, si sangran o tienen lagrimas en los dedos.
Quiero columpiarme en las nubes, me imagino que los muertos en sus tardes de tedio se balancean en esas nubes preñadas de vida, así no se sienten tan muertos. Beberme el mar en sorbos lentos, la luna al desayuno y caminar junto a ellos por un césped húmedo de madrugada.
Hoy es día de muertos, de todos mis muertos y los no tantos, los que fueron acribillados, los torturados, acá y al otro lado del mundo, los que mueren solos desangrados por una bala que quiso ser suicida en una cabeza de llantos, los que me miran tras de un mundo paralelo y los niños muertos, esos que caen por una bala perdida en un vuelo de pobreza.
Los quiero a todos junto a mi, daremos inicio a la tertulia.
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