Sucede, que…
Sucede que, (cuándo el sol esta vivo en la tierra …)
Lates, lates en mi espalda y mis ojos, lates como un corazón vivo y silencioso quebrándose en mi pecho, lates en cada pensamiento que se rompe en mis ríos.
Lates en las gotas que caen distraídas desde el cielo, en mi sangre de hembra viva, en la orilla de la tierra, en los sacros silencios de tu alma, en las piedras que reposan en la tierra.
Lates en las cimas de mi piel, en cada esquina de mi cuerpo.
Qué gozo es sentir ese latido,no crees?el mismo que he sentido al entrar aquí!Buen fin de semana amiga, maravillosa garganta supongo que de Chile!Gcc
Hola Pat:
Muy bueno, son los latidos que repican al unísono con los de la Madre Tierra
Saludos grandes, Aquileana 🙂
No querida gorokiña, esa garganta hermosa es de México. Pero a la larga, es la tierra toda, que late siempre en nosotras, sobre todo las mujeres.
Aquileana querida, así es…, cuando por esos raros momentos logramos unir nuestros latidos a los de la tierra, somos invencibles, somos todo poder.
Un abrazo,
Patricia