Poesía, Patricia Gomez
El amado
No se si es más…,
el rumor de la noche
que se enjuga el llanto
en el halito divino del amado
… o el gorjeo del ave
cuando muere su canto
al quebrarse la mañana.
No sé si es más…,
el ronco crepitar del mar
cuando se estrella violento con las rocas,
que vestidas de luna y henchidas de gozo
celebran nupcias cada noche con el agua.
No sé…,
no sé¡ si es Dios hablándome en susurros
que una fuerza ajena a este mundo,
me impele a crear la morada de mi cuerpo
en el cuenco divino de tu mano.
…tal vez, es sólo el sonido del pecado
cuando rasga en premura la agonía
de saberse prohibido…
O es el llamado de mi nombre
Al morir en boca
del amado
ABRIENDO CAMINOS A UNA NUEVA CONSCIENCIA 
Pat, me parece muy bello este verso,maduro en la mano de la poetisa, has crecido, de eso no cabe duda.
Un beso!
«me impele a crear la morada de mi cuerpo
en el cuenco divino de tu mano.» Maravillosísimo, perfecto, genial 🙂
Saludos!
Querida Amaia, siempre estas atenta a cualquiera entrada, gracias por eso, te hace estar siempre presente, muchas veces no contesto altiro porque se van las horas en la espera… en fin. Un beso para ti.
Kiram.. tanto tiempo, que bueno que te haya gustado ese verso.. a mi también. Un abrazo.
🙂
Querida, te estaba esperando de algún modo, gracias por pasar. El resto de las gracias está en mi blog, o estará. No retes a Karenita. Yo estaba tan mal en ese día y en lo anteriores que le prohibí terminantemente comentar el asunto. Vine el otro día calladita y leí este maravillosos poema. Otra vez quise robármelo para mi blog, la misma historia ya sabes.
Yo tampoco sé, pero si alguien me lo preguntara hoy, precisamente hoy, diría que no hay nada en este mundo ni ningún otro que sea más que el llamado de mi nombre al morir en la boca del amado…. aunque sea agonía, aunque sea prohibido, aunque sea pecado, porque ese solo sonido –aunque sea en silencio, aunque sea lejano– es más, en el rumor de la noche, que el ave, que el mar, la luna, el susurro de Dios y el canto…