Silencios

Hay tiempos en los que no hay mucho que decir, a veces sucede, y cuando no es importante o sirve de algo lo dicho, es mejor guardar silencio…, eso es lo que estoy haciendo, sin embargo miro, miro y escucho el palpitar de mi vida y de los que de alguna manera y forma me acompañan, escucho silenciosamente los latidos de la tierra y de las formas que moran en ella, aún cuando el tiempo se ha detenido.

La mesa está tan silenciosa como yo, sobre ella dejo una pluma de la cual resbala una pequeña mancha de tinta que se esparce milimétricamente dibujando una huella tan delgada que podría desaparecer en tan solo una fracción del tiempo, ahhh el tiempo!!, si existiera el tiempo…

La ventana me regala un rayo de luz, se resbalan unas pelusas imperceptibles a la mirada cotidiana, o esa mirada que tal vez no tiene ganas de detenerse en las cosas “sin importancia”.

Me pego por unos segundos en las ranuras de la madera, es una mesa vieja de madera que adoro, es una mesa que sostiene el paso del tiempo sin inmutarse, es una mesa llena de silencios, de tiempo inexistente y de nudos que parecen arboles vivos.

¿Por qué escribo?

¿Por qué escribo?

Escribo para el agua
que corre hambrienta por la tierra,
por los dioses que habitan en mis cerros,
(aquellos que se empinan en mi sangre,
partiéndome los días con su espera).

Escribo,
por aquello que veo y me duele de la vida,
por el dolor que camina cabizbajo por mi lado,
por los pobres, ¡los podridamente pobres!,
aquellos que lloran por migajas de alimento,
los que rompen la palabra con los ojos,
los que mueren en la misma tierra nuestra,
pero solos…, ¡Dios, abísmantemente solos!
¿y el mundo? los mira indiferente,
sentado desde un palco de ironía.

Escribo por aquellos,
que están secos de esperanza.
Con el llanto derretido en las pupilas.
Con el miedo lacerándoles el alma.

Escribo para ti, si, para ti
que juegas con mi piel sin saberla de tus labios,
jamás canela de tus aguas, nunca miel de tus panales.
Y aún así, escribo para ti. Sigue leyendo

Vrujan Vosganian

Cuando la poesía toma sentido y su palabra habla más allá de lo arte.

Naturaleza estática

El águila de mí
revolotea sobre mi cabeza
se eleva a cada palabra
y solo cuando duermo o cuando muero desciende
y se posa en hombro.

El lobo que husmea el miedo
pegado al muslo de la mujer que hay en mí

los dos están al acecho

El mi yo es un vaho polvoriento

una firma
en un espejo-

LA CUARTA DIMENSION

yo soy un escriba… tengo los dedos apretados
en la pluma
como la garra de aves congeladas
no me preguntes por mí, reina,
mi aliento está más allá de este mundo
como el vapor se levanta suspirando
de los surcos recién removidos
hace mucho que se me ha olvidado hablar
cada palabra escrita mata decenas de otras palabras
desciende y mira por encima de mi hombro
la fina línea con la que coloco en el mundo
la cuarta dimensión
el tizón arañando las paredes de Altamira
el barro liso y caliente como la mejilla de un niño
el papiro donde se mezcla el ala de un dios
tres veces alabado
con la sonrisa del filósofo de Estagira
he escondido el libro de arena pero dejando
que de su polvo surja la buena nueva
he copiado manuscritos he aplastado
la pulpa de la hoja hasta prensarla
y en las paredes de los bulevares he hecho
pintadas
estoy condenado a escribir sobre cosas ajenas
hasta que la tinta extenuada sea reemplazada
por mi sangre
estrechos márgenes tiene el mundo
para que quepamos nosotros,
amada mía,
reina mía
Nefertiti..