Confesiones.
Esta, fue una semana extraña, aunque debo confesar que para mí siempre los eventos son extraños, la vida está hecha de tantos instantes y cada uno de ellos son una milagrosa sucesión de instantes sorprendentes si uno se sumerge en ellos. Pero hablemos de esta semana, por alguna rara razón me sentía inquieta, desordenada, había algo que no estaba encajando en mí, ¿qué?, me había subido a un bote y dejé que el mar se lo llevara sin tomar los remos, gracias a ese Dios que me habita y habito, pude verme y regresé. Ahora, todo es claro.
¿Cómo logré volver? El viernes decidí venirme a la laguna a muy altas horas de la noche, había optado por quedarme en Santiago ya que tenía una comida, pero algo en mi interior me gritó tan fuerte que no pude hacerme la sorda. Me excusé, tomé mi auto y me vine a la cabaña, ¿eran las dos de la Sigue leyendo