El pensamiento me entretiene, me mantiene y me mata.
Avatares del yo en la poesía de Julio Miralles
Por Jorge Etcheverry
Tomado de Letras.s5
La poesía de Julio Miralles desplegó sus alas por un par de décadas desde esa región de atmósfera aún traslúcida que es el Norte. Triste dio unas vueltas para luego caer prematuramente en el momento más fructífero de su producción. Julio Miralles nació el 26 de septiembre de 1971 en El Salvador. Pasó su infancia y juventud en Vicuña y siempre se consideró un elquino de corazón. En 1994, luego de participar en actividades culturales en La Serena, partió a Iquique donde vivió el resto de su vida. Además de poeta era dramaturgo y artista plástico y fue distinguido por el Ministerio de Cultura por sus actividades culturales y sus premios en concursos de poesía y cuento. Llegó a ocupar la secretaría del Consejo Regional de la Cultura de la Primera Región, puesto que desempeño hasta su fallecimiento.
Si bien publicó sólo dos libros en papel: De astros y confabulaciones (Split/Quotation -La cita trunca, 1992) y Las fórmulas secretas de la soledad (Ediciones Campus, 1999 Universidad Arturo Prat, Iquique), nos dejó bastante producción inédita, libros que he ido publicando en formato electrónico en La cita trunca, incluyendo un tercer tomo que iba a sacar en papel y que no alcanzó a publicar: Los ángeles prohibidos del amanecer. Sus otros títulos son Fragmentos del tatuado; Lo oscuro y lo silencio; Crónica trasnochada de la mariposa y otras mariconadas y las Microcrónicas, este último una colección de breves textos intergenéricos.
Poeta básicamente lírico, en cuanto privilegia una expresión intensa centrada en lo que se suele denominar ‘personal’, no deja de acoger al mundo como correlato objetivo de su interioridad y como escenario. Pero sobre todo invoca a los demás, como familiares, confidentes, interlocutores, amantes, compañeros y semejantes, que aparecen en los poemas como personajes concretos de su vida cotidiana o como seres fantásticos o míticos y personificaciones. Estas dos dimensiones enmarcan y contextualizan el desgarramiento existencial e identitario sobre el que se levanta su poesía. En el aspecto por así decir formal o de estilo, su escritura acoge diversos tipos de discursos e influencias, que se ponen al servicio de la comunicación para compartir esa herida existencial básica. Una de las mayores predilecciones, para no hablar de influencias, de este poeta, es Vicente Huidobro: Ícaro, que es por así decir el personaje principal del poemario Lo oscuro y lo silencio, es de alguna manera un Altazor:
Ícaro
mártir seducido
niño insólito
ovario cautivo en la caída
tal vez también eres un ángel
y tu caída un vuelo inverso
Cuatro de las cinco notas finales de en este libro poema corresponden a citas de El ciudadano del olvido. Los Ángeles Prohibidos por el Amanecer, que fue objeto de una performance suya en la Universidad Arturo Prat en 2006, tiene como título un verso de Altazor, y en él se citan versos de Poemas Árticos, Altazor y Últimos Poemas. Las fórmulas Sigue leyendo →
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