Simbolismo Francés

S. MALLARMÉ: LA CONSAGRACIÓN DEL SIMBOLISMO FRANCÉS.Su vida no presenta sobresaltos, muere su madre cuando él tiene cinco años y en su adultez vive la docencia del Inglés como experiencia poco gratificante, mientras que su afán se encauzará a lograr su sueño de «La Gran Obra». En 1886 da a la revista LE PARNASSE CONTEMPORAINE diez poemas

entre los que están Les Fenêtres y L’Azur junto a Brise Marine, decisivas composiciones de corte simbolista. La búsqueda se enfoca hacia el Ideal poético, hacia lo inaccesible. Está preparando HERODIADE y L’APRÈS MIDI D’UN FAUNE publicado en 1876.

Hacia 1874 se instala en París, en la calle Roma que hemos venido citando en este trabajo como la sede del encuentro de los jóvenes poetas simbolistas en la Tertulia de los Martes que convocaba a las más claras inteligencias de esta hora en París. Tanto la casa de Mallarmé como el Café Francisco I donde Verlaine bebía su ajenjo eran los lugares de reunión: uno, la casa, un ámbito privado, por eso Tertulia, el otro, ámbito público por eso Cenáculo. Ambas reuniones gravitaban en torno a un Maestro o líder intelectual. En este caso resulta ser Mallarmé. Quien lo rescata de la privacidad y casi anonimato de la tertulia es el propio Verlaine cuando publica sus POETES MAUDITS, para que los jóvenes lo reconocieran de inmediato como el Maestro de la Escuela Simbolista.

Por la época de la tertulia de los martes se publica TOAST FUNEBRE, en honor a T. Gautier y luego LE TOMBEAU DE E. A. POE. Estos poemas muestran a las claras que él se orienta hacia la poesía hermética.

Hacia 1897 publica su obra más desconcertante UN COUP DE DÉS…. Muere en 1898 sin haber concretado su sueño de la Gran Obra.

Sin embargo, en la línea que pretende seguir este trabajo, reconocemos en la poesía de Mallarmé la consagración de la estética simbolista. Participó en su vida de un verdadero culto de la poesía y a sus ojos ésta exigía un «desinterés» absoluto por parte del poeta: el poeta no puede ni debe soñar con la gloria, el verbo es mágico, revelador de esas esencias que se aspiran alcanzar. Mallarmé entendió que se podía encontrar la revelación de la Poesía a través del culto a la Palabra.

A diferencia de los maestros Baudelaire y E. A. Poe, la tortura mallarmeana es menos moral que la de estos artistas y mucho más metafísica. Toda la obra poética de Mallarmé se apoya en una metafísica idealista platónica de lo Bello en la que los valores estéticos ocupan el lugar de absoluto: a esto llamaremos Sigue leyendo