Walt Whitman

Este poeta me enseño a mirar la palabra y encontrar color en ella.

LO QUE SOY DESPUÉS DE TODO

¿Qué soy, después de todo, más que un
niño complacido con el sonido
de mi propio nombre? Lo repito una y otra
vez,
Me aparto para oírlo -y jamás me canso de
escucharlo.

También para ti tu nombre:
¿Pensaste que en tu nombre no había otra
cosa que más de dos o tres inflexiones?

Con el reflujo del océano de la vida

» (…) Mientras recorro las playas que no conozco
mientras escucho la endecha
las voces de los hombres y mujeres náufragos Sigue leyendo

Walt Whitman

Cosmos

» Quién contiene a la diversidad y es la Naturaleza
quién es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra
y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio
quién no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos
o cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros
quién contiene a los creyentes y a los incrédulos
quién es el amante más majestuoso
quién, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo
de espiritualidad y de lo estético o intelectual
quién después de haber considerado su cuerpo
encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos
quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo
comprende por sutiles analogías todas las otras teorías
la teoría de una ciudad, de un poema
y de la vasta política de los Estados
quién cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna
sino en los otros globos con sus soles y sus lunas
quién hombre o mujer, al construir su casa
no para un día sino para la eternidad
ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones.
El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio
indisolublemente juntos. «

Walt Whitman

Para Aquileana.

Veo desde mi silla todas las penas del planeta, toda la opresión
y la vergüenza,
Oigo los llantos violentos de jóvenes molestos consigo mismos, arrepentidos
de sus acciones.
Veo a la madre pobre maltratada por sus hijos, abandonada,
agonizante, demacrada, desesperada,
Veo a la mujer maltratada por su marido, veo al pérfido seductor
de jovencitas,
Noto la amargura de los celos y del amor no correspondido,
que buscan ocultarse, veo estas cosas en la tierra,
Veo lo que hacen la guerra, la pestilencia, la tiranía, veo mártires
y prisioneros,
Observo una hambruna en altamar, Observo a los marineros echando suertes,
para ver quién debe morir para salvar a los demás,
Observo el desprecio y la degradación que los obreros, los pobres,

los negros y otros, reciben de parte de la gente arrogante;
Todo esto -toda la maldad y agonía sin fin observo desde mi asiento,
Veo, oigo y callo.