Walt Whitman


Para Aquileana.

Veo desde mi silla todas las penas del planeta, toda la opresión
y la vergüenza,
Oigo los llantos violentos de jóvenes molestos consigo mismos, arrepentidos
de sus acciones.
Veo a la madre pobre maltratada por sus hijos, abandonada,
agonizante, demacrada, desesperada,
Veo a la mujer maltratada por su marido, veo al pérfido seductor
de jovencitas,
Noto la amargura de los celos y del amor no correspondido,
que buscan ocultarse, veo estas cosas en la tierra,
Veo lo que hacen la guerra, la pestilencia, la tiranía, veo mártires
y prisioneros,
Observo una hambruna en altamar, Observo a los marineros echando suertes,
para ver quién debe morir para salvar a los demás,
Observo el desprecio y la degradación que los obreros, los pobres,

los negros y otros, reciben de parte de la gente arrogante;
Todo esto -toda la maldad y agonía sin fin observo desde mi asiento,
Veo, oigo y callo.

4 pensamientos en “Walt Whitman

  1. Leer estos versos…parece que el transcurso del tiempo carece de sentido, como si estuviéramos perennemente en un estado atemporal. Y pueda que la respuesta por tal razón sea ese veo, oigo y callo. Y veo tantos mudos por la calle…
    No sé…tiene razón Gorocca en que debemos aprender a no callar. 😉

    Saludos !

  2. …es que el callar de Whitman no es tal, él habla en el poema, él denuncia, él expone ante los ojos del lector.
    No es ni más ni menos que una metáfora: Veo, oigo y callo… calla porque no grita y ¿quién no se paraliza ante el horror?, el horror de los hechos repetidos, el horror de no aprender de los errores…,
    pero, ya ven, lo escribe como hombre común y corriente, como intérprete de lo cotidiano…

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