Me gusta conocer a la gente, esa que es capaz de despertarme de lomo a lomo los sentidos, los del alma y los otros, esos que me sacan risas y sentimientos nobles. (Me recuerda que puedo ser una mejor persona.)
Me gusta; conocerles el alma, revolcarme en su pensamiento, tal vez como lo haría un cerdo feliz en un gran charco de barro. Me gusta arremangarme los ojos cuando los tengo cerca, pa`verlos bien, pa´ver los detalles, esos que son imperceptibles o no tienen aparente importancia.
Me gusta…, olerles el alma, degustar su risa, masticar las palabras, como se mastica un buen charqui, pa´sentirle el sabor ¡como Dios manda!
Eso me ha pasa con algunas personas que se me arrinconan el alma. Una de ellas es la Milla, claro que sí, “la Milla” como decimos en Chile, una chilena que Sigue leyendo