Cuando una mujer despierta…

A raíz de un mensaje que me envió un amigo el cual se refería a lo que pasa cuando  una mujer retoma su poder, que por cierto, era por demás interesante, pensé…, ¿y qué es el poder realmente más que tomar consciencia de lo que se és y no de aquello que se es esclava?  Cuando una mujer retoma su poder, ya nada podrá coartar la libertad de ser y no de pertenecer. Pero eso no era un punto para mí, entonces ¿cuál era? La pregunta vino de inmediato a mi mente…, ¿Qué pasa cuando una mujer despierta?

Mi reflexión sobre ello.

Cuando una mujer despierta, todo cambia en su mundo,   jamás será la que fue y dejará de existir a la forma en la que estaba amarrada, al menos, conscientemente. No aceptará nada menos que aquello que se acerque a la vibración en la que se desliza en  aquel no-tiempo  en donde ES.

Cuando una mujer despierta, comprende que ya no se es un acto humano, sino un SER humano experimentando la vida en cada milagroso instante, una vida donde es la contenedora de la espiral antes de la manifestación,  la luz y el vacío, el penúltimo eslabón. El cordón que la une al alma de la tierra y con ello,  si entra en el sueño de vivir, es capaz de escuchar las diversas  formas en que la consciencia se manifiesta; el canto del universo, el aleteo de la naturaleza en todas su esplendor, el bostezo de los bosques,  el alma inocente de cada  ser vivo que habita junto a ella.

Cuando una mujer despierta, ya no hay valle sagrado, ni canto de lunas llenas, ya no hay miedos que traspasar, feminidad que idolatrar, ni poderes sagrados que preservar. Tampoco éxtasis, ni gozo ni amor inconsciente. No hay

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A veces, libro de Patricia Gómez

tapa1

Por fin mi libro ya esta a la venta a través de Feria Chilena del Libro EN LA WEB, gracias a la buena recepción que ha tenido en los locales de venta. 

Para comprar pinchar acá y buscar por «A VECES»

Libros de Patricia Gómez

de mi libro, A Veces…, (Un hombre)

A veces,

Cuando pienso en un hombre,
lo sueño ígneo y profundo,
vivo como un Dios, mío y sólo mío,
tanto o más que mis manos.

Un hombre amado que corra
contra el tiempo,
que arrastre mis existencias
en la profundidad de su ojo
y que las acaricie en las esquinas
perdidas de algún universo viejo
mientras me piensa.

Que se agite como un mar violento
en las curvas más siniestras de mi urgencia,
que se pasee desafiante
ante mis pupilas vagas.

Que desaparezca en mi deseo
cuando se arranquen de mi boca
en gruño los besos.
Que sea en mí,
como la hoja de un lirio,
y yo en él,
un huracanado céfiro.

Patricia Gómez

(del libro A veces…, cuyo lanzamiento se realizó el 22 de Mayo y fué estupendo)

A veces…,

Me balanceo en mundos pasados, en sensaciones y palabras, en colores, ecos, en un tacto ajeno, pero tan mío…

Me deslizo en senderos que me llevan por profundidades que despiertan las sombras de mis pensamientos, son tan profundos que me abismo en ellos, no quiero salir porque me hablan en susurros lo que ningún mortal en esta vida, ha dicho.
Y recorro las ideas y las ideas me acarician, y hablo y me hablan como si fuera éste el último día, como si no hubiese otro. Y comprendo todo, tan claro, tan nítido. No hay muertes, ni distancias, ni pasados…, no hay diferencia entre lo que fui y lo que soy, soy la misma que seré. Y la hierba que mis manos acariciaron, la tierra que vistió mis pies, el agua que sació mi sed, la que untó mis labios…, no es otra que ésta, y será la misma de un mañana que no existe.

Libro, «A veces…,»

La próxima semana será el lanzamiento de mi último libro, sin embargo este es distinto…, bueno, de alguna manera todos lo son, cada uno tiene su estilo y un propósito definido, al menos para mí es así.
«A veces…,», ese es su titulo, él ha estado incubándose desde hace bastante tiempo, esperando el momento oportuno, el tiempo justo. Este libro quiere entregar una prosa que refleje esa búsqueda por Sigue leyendo

Mi cuerpo

Fotografía tomada de: Hielo azul.com

(De mi libro, A veces…,)

A veces,
Mi cuerpo es sorprendente.

La sangre estalla cuál volcán de mi vientre y fluye la vida y me torno fértil, emancipada y violenta, arremeto en el día y el día en mí.

Mis caderas son comarcas de lobos que se escapan de la jauría asfáltica en busca de apareo, y mis ojos, ellos siguen insondables y vastos, inmensos…, tanto como mi alma.

Nadie los toca

 

A veces…,

A veces…,

Estoy tan consciente,
que me afirmo de la vida
para no caerme de bruces
en un vacio insondable.
Y los ojos quedan quietos
tanto, como si fueran dos luceros
despiertos en un universo distante.

A veces…,

Quisiera perderme en el silencio.

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A veces…,

A veces…, Me invade una rara sensación, de esas que continuamente me invaden, de esas que se respiran pero no se hablan, eso me ocurre cuando me encuentro en las cosas que toco, cuando me hurgo y renazco en lo que no tiene forma.

Cuando me encuentro en aquello que no es tocable ni vivible, como si fuera deslizandome por el gemido de una pluma mientras caé de algún lugar sin forma, suave e inaudible.  

Y es ahí cuando…, desaparezco, y me presiento viva, más viva que la palabra y más, mucho más que el tacto, más que yo misma, más que aquello que me contiene, más que lo que nadie puede comprender. Estoy tan viva que muero a todo.

A veces…,

A veces…,Sueño contigo, con tus manos viejas, tanto que podrían sostener al mundo, con ese beso en el que muerdo miles de recuerdos, recuerdos placenteros que datan de tiempos que ya no existen, un beso que me deja un sabor dulce, tanto que miles de abejas se acercan a besar tu dulzor, sueño con tus bosques de selva, con tu paso silencioso, con un pelo que carga fuerza para mil batallas más. Sueño con el tacto quedo, con un aroma que extasía mi cuerpo, con unos ojos que tragan todo mi destierro. A veces, sueño contigo y me pierdo en ti.

A veces…

A veces…,Tu y yo estamos parados en la vida, yo sobre una tierra viva que no deja de gritarme, tú, sobre un desierto que no aprende a hablar.

El Tiempo

A veces…,

Se me escapa el tiempo
en estas manos dormidas,
desaparece como si no existiera.
Y quedan mis ojos vivos
en un universo extasiado,
donde recorro mis vidas todas
en un silencioso aleteo.

Me gustaría

A veces…,

Me gustaría poder caminar hacia el mar,
sentir el frío que se enreda por mis pies,
saberme delfín, orca, o pez azul,
y ser por fin océano infinito de otro mundo.

Me llego a mi misma.

A veces…,   Me llego a mi misma a través de mis laberintos y  mis caminos todos, van expandiéndose como universos infinitos, hablándome en susurros,  envolviéndome como una serpiente mágica que me abriga. A medida que los recorro y  reconozco, logro afirmarme en mí misma, cuando me salgo de ellos y me pierdo en el mundo…, me abisma una extraña sensación de soledad, de tal vez, estar en un lugar no propio.

 

Hembra

(de mi libro A veces…,)

Soy hembra, todas las hembras del mundo

y ninguna de tantas que soy, 

y mis ojos plenos,

y mi tacto  de cielo

se regocijan en todo lo que es Sigue leyendo

Te Presiento

  A veces…,

 

Te presiento como un amanecer violento,

que se arremete en mis dedos.

Absoluto

A veces…,

Todo es curiosamente claro, las cosas tiene un sentido irrompible,
y la verdad, es verdad. (no podría romperse con la palabra)
Y es en ese preciso instante,
donde la claridad es absoluta, nada puede variar, Sigue leyendo

Amo…

 A veces…,

Amo con los dedos y el alma, con la luz de mi beso, con el refulgente deseo que brota de mi vientre.

Amo a todos los hombres que me polinizan con su luz, también aquellos que lo hacen con un silencioso aleteo enamorado.

Amo y me aman, como si fuera yo el mismo cielo, como si fuera mi tacto un aleteo del silencio.

A veces…,

A veces…,


Me pienso e imagino, tan distinta al resto…,
como una nebulosa que transita
imperceptible por este y otros universos.
Nadie ve lo que a mis ojos causa asombro
a nadie impacta lo que a mi oído enmudece.

¿Verán que tras un árbol hay miles de caminos,
que tras el tacto están todas las manos abrazadas?,
o que tal vez, mi canto y mi dolor
son parte de su sangre, como lo es la ignorancia
y maravilla de sus almas, parte de la mía?
¿Será que amanece para ellos,
en la misma madrugada en que muere mi palabra?
¿Sabrán que cuando amo,
alimento sus almas con toda mi grandeza?
¿Sabrán que la flor, vale tanto en un camino
como valen mil rezos… en la más lujosa iglesia?
¿Sabrán…?

«De mi libro: Aveces…,»

Infinita

  A veces …,

Veo mi vida toda, infinita y con miles de comienzos,

como en una mágica cinta donde el nacimiento y la muerte

me hablaran con su grandeza.

Véome vieja como un pino eterno, sin manos tersas,

sin ojos vivos, y otras…, me veo pequeña,

tanto, que desaparezco en mi misma.

De mi libro, A Veces…,