A raíz de un mensaje que me envió un amigo el cual se refería a lo que pasa cuando una mujer retoma su poder, que por cierto, era por demás interesante, pensé…, ¿y qué es el poder realmente más que tomar consciencia de lo que se és y no de aquello que se es esclava? Cuando una mujer retoma su poder, ya nada podrá coartar la libertad de ser y no de pertenecer. Pero eso no era un punto para mí, entonces ¿cuál era? La pregunta vino de inmediato a mi mente…, ¿Qué pasa cuando una mujer despierta?
Mi reflexión sobre ello.
Cuando una mujer despierta, todo cambia en su mundo, jamás será la que fue y dejará de existir a la forma en la que estaba amarrada, al menos, conscientemente. No aceptará nada menos que aquello que se acerque a la vibración en la que se desliza en aquel no-tiempo en donde ES.
Cuando una mujer despierta, comprende que ya no se es un acto humano, sino un SER humano experimentando la vida en cada milagroso instante, una vida donde es la contenedora de la espiral antes de la manifestación, la luz y el vacío, el penúltimo eslabón. El cordón que la une al alma de la tierra y con ello, si entra en el sueño de vivir, es capaz de escuchar las diversas formas en que la consciencia se manifiesta; el canto del universo, el aleteo de la naturaleza en todas su esplendor, el bostezo de los bosques, el alma inocente de cada ser vivo que habita junto a ella.
Cuando una mujer despierta, ya no hay valle sagrado, ni canto de lunas llenas, ya no hay miedos que traspasar, feminidad que idolatrar, ni poderes sagrados que preservar. Tampoco éxtasis, ni gozo ni amor inconsciente. No hay