Viernes, un poema de amor.

El día esta gris a pesar de estar ya en Primavera, pero aún así,  tengo un cosquilleo en mi estomago como si las olas jugaran con él. Será porque las notas de la música me corren por la piel que me siento con esperanzas, no sé de que en realidad,  tal vez simplemente porque no es lunes, sino viernes?… tal vez, pero no puedo dejar de sentir la vida acariciando mi espalda mientras el pelo se hace rizos en mis pensamientos.

De mi poetisa preferida, (también de Karen) ¡Un excelente fin de semana!

AMOR

Lo soñé impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso lenguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.

Luego soñélo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
después rió, y en su boca tan tierna como un ruego,
soñaba sus cristales el alma de la fuente.

Y hoy sueño que es vibrante y suave y riente y triste,
que todas las tinieblas y todo el iris viste,
que, frágil como un ídolo y eterno como Dios,

sobre la vida toda su majestad levanta:
y el beso cae ardiendo a perfumar su planta
en una flor de fuego deshojada por dos….

 

Desvaríos

 

¿Habrá un día igual a otro?, ¿existirá un instante que se repita indefinidamente en una línea sin tiempo?.

Ayer desperté por fin, soñaba que era una doncella de cabellos largos y piel tersa, que bailaba entre hadas milagrosas y duendes risueños.

Ay!  si desperté y me caí de bruces en el cielo, mis ojos parecían racimos de algún fruto prohibido, no podía creer lo que estaba viendo. La realidad era ¡tan bella!.

Fui libre por fin de un sueño, ¡¡soñaba que estaba despierta!!

 

Desvaríos

Me siento tan extraña y distante. Es todo tan efímero. Lo que es tangible y en apariencia real, se torna incorpóreo y volátil. Lo que me rodea desaparece.

Llevo unas semanas sumida en mi novela, cada vez las puertas que me separan de los sucesos que en ella acontecen ¡se abren!, se abren como es la luna a las tinieblas. La historia y los recuerdos, todo se aclara y toma fuerza, todo es vivido e intenso.

Me siento como un cardenal brotando entre la nieve. ¿O debo decir que es mi alma la que brota como un cardenal en la blanca tibieza de la nieve?

Reflexiones sin coherencia

Estoy lánguida como una lombriz hambrienta, como una lombriz ¡¡terrible!!, de esas que con su sola figura espantan el día, aquellas que no son agradables ni poseen un imán con que afirmar la caricia o el deseo, o la plenitud de la palabra. Una lombriz que se resbala por los ojos con desánimo, aletargada e insufrible.
¿Será por  el viento corre sin tocar el cielo? o tal vez es a causa de mis guerreros que estan sin ganas de dar lucha a la ilusión.

Hoy mis tantos guerreros duermen cabizbajos en mi desconsuelo, en mi duda por lo incierto, en mi letanía. Hay días así, sobre todo cuando el dìa tiene se escribe con «e».

Prosa poética

Ya no hay más silencio que mi propia voz, fluyendo como un río ante la comprensión. Se disipa la duda de una búsqueda incansable, se esfuma ante la mirada dulce del amante que abraza todo mi interior, mi existencia toda. La niebla blanquecina que otrora fuera mi ceguera cae ante mi tacto indefensa.

Y arde mi mano en el amante y todo él arde en mí eternamente.

El amante y yo jugamos en las palabras, el amante sueña que es viento, yo, sueño que soy árbol.

Reflexiones

Hay días en que…,  

 

… los seres humanos me sorprenden, son días cualesquiera, no los busco, sólo aparecen agazapados tras una pared vestida de día. Cuando eso ocurre, dejo que su profundidad se deslice por mis manos,  y su tacto por mi alma, me hace bien, me recuerda que estoy viva en una selva de ilusión. En una gran selva donde la gente duerme.

Sancta maría

 

Prosa Poética

Mientras la luz se vacía en mis ojos hambrientos, llegan las imágenes crudas y heridas, imágenes de una realidad oculta, una que me duele en los dedos, una que a veces…, la tapo con tanta liviandad, con tanta ilusión, que se viste de día y desaparece.

Sin embargo hay momentos en los que veo palidecer la noche mientras tirita a mi lado de susto, del mismo susto que siento yo. Nos miramos en tremolar de cantos, en una fatigada rebeldía y ella me dice con voz queda, me haré día para no ver lo que me duele. Yo la miro con envidia, no puedo ser día, solo tierra fecunda, con llagas y árboles.