Prosa poética
Ya no hay más silencio que mi propia voz, fluyendo como un río ante la comprensión. Se disipa la duda de una búsqueda incansable, se esfuma ante la mirada dulce del amante que abraza todo mi interior, mi existencia toda. La niebla blanquecina que otrora fuera mi ceguera cae ante mi tacto indefensa.
Y arde mi mano en el amante y todo él arde en mí eternamente.
El amante y yo jugamos en las palabras, el amante sueña que es viento, yo, sueño que soy árbol.
Realmente mereces mis felicitaciones por plasmar tus pensamientos en la escritura, quisiera saber más sobre ti: ¿que me recomiendas?
Si no es mucho pedir (y si tienes tiempo), me gustaría saber que piensas de mi prosa en mi blog, quisiera recibir la opinión de una persona que realmente sabe lo que hace.
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