Anoche después de apagar el computador leí un rato Zanoni, ya no quería pensar en Rilke me ha tenido en un estado un tanto raro, me pasa cuando me sumerjo demasiado en mi interior, apagué la luz y me dormí, al cabo de unas horas desperté pensando en alguién que no conozco, pero ronda en mis palabras, seguramente soñaba con él, ¿tal vez un recuerdo?, quién sabe pero el sueño se me escapó, se fue, yo me quedé en vela esperándolo. Nunca llegó.
Me puse a pensar en el trayecto que hice ayer en la tarde de regreso a casa y que me dejó con un sabor amargo.Al salir de la oficina las calles lucían más pobres que de costumbre, mi auto quebraba el silencio dejando un ruido molesto, yo quería ser más silencio para pasar imperceptible, no pude. Una joven de pelo largo y teñido de un amarillo molesto caminaba como si fuera feliz, tendría unos 17 años vestía unos jeans que le llegaban hasta las rodillas, tenían roturas que aparentemente estaban hechas a propósito y bajo éstos se asomaban unas pantys negras, arriba vestía una polera rosada que dejaba ver unos pechos pronunciados y firmes, tanto que pareciera enganchaban los ojos de los pocos Sigue leyendo
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Soy tanto como tu
Me recojo en el capullo de mi existencia infinita, existencia sin límite alguno, donde no muero ni nazco soy sencilla y profundamente en todo, soy la medula de cada estrella, la raíz de cada planta y en cada silencio que me llena y embriaga.
Soy en el amor de un hombre, en el vacío de mi pensamiento, en la fuerza de mi deseo…, soy en cada uno de los que amo, en mis demonios…, en la gacela, y en la flor que alumbra. Yo simplemente…, soy tanto como tu y tu eres tanto como yo.
Día de muertos
¡Hoy, es día de muertos!, los martes me gusta caminar junto a mis muertos, los destierro y cargo en mis alas para llevarlos a un rincón de mi existencia.
Los quiero a todos, a mi madre para que recite a un Rafael de León apasionado, a mi hombre para saberme infinitamente amada, para que sepa que lo amé infinitamente, a los que no conozco pero sé de ellos, a mis angeles que estuvieron en esta tierra expiando sus culpas, a los que partieron antes de tiempo y me persiguen para que les cure el alma. Los quiero a todos en mi mesa, quiero hablar de la vida que se esta descorriendo en mi memoria, que me quiero muerta como ellos, (a veces los días me cansan, me hastía su giro infatigable), quiero que me cuenten sus penas, saber si los colores son más vivos donde ellos reposan, si la tierra huele a yaga, si sangran o tienen lagrimas en los dedos.
Quiero columpiarme en las nubes, me imagino que los muertos en sus tardes de tedio se balancean en esas nubes preñadas de vida, así no se sienten tan muertos. Beberme el mar en sorbos lentos, la luna al desayuno y caminar junto a ellos por un césped húmedo de madrugada.
Hoy es día de muertos, de todos mis muertos y los no tantos, los que fueron acribillados, los torturados, acá y al otro lado del mundo, los que mueren solos desangrados por una bala que quiso ser suicida en una cabeza de llantos, los que me miran tras de un mundo paralelo y los niños muertos, esos que caen por una bala perdida en un vuelo de pobreza.
Los quiero a todos junto a mi, daremos inicio a la tertulia.
Hay días…
Hay días en que…Me hurgo y busco en las esquinas de mi pasado, me violento en los recuerdos, en mis muertos, ¡que son tantos!, algunos todavía caminan junto a mi, todavía me hablan…
Me adentro en un océano tan profundo que me hago parte de él ya que el mundo desaparece a mi vista. Me hurgo en las calles de piedra que transité alguna vez, hace miles de años, tantos que ya no las recuerdo, pero aún así, viven en la esquina de mi ojo.
Hay días…
Hay días en que las letras cabalgan en mis dedos y no tengo el tiempo para soltarlas en un prado de papeles vestidos de espera. Pero aún así, rápido y sin mucho meditar suelto unas pocas para poder respirar más libremente.
Hoy ha sido uno de esos días en que me despliego por el mundo como una mancha celeste, veo como aparecen los brotes en las esquinas de los caminos todos, caminos de los que me transitan, de los que se bañan en mis ojos, de aquellos que silenciosos me buscan, y mi mancha de celeste y mi cuerpo de nube me arrebatan de vida. Hay días asi…
Unos Ojos.
Hoy ya esta el día ido, y por alguna rara razón, que no tiene peso, ni forma vienen a pisarme unos ojos profundos, bailan con fuerza en mis manos, en mi memoria, en mis días, ojos que nunca han tocado mi cara y sin embargo siempre vienen a buscarme.
Hoy, el día se resbalo por mis piernas,
se deshizo en silencios por todo mi cuerpo
hasta quedar tendido a mis pies,
mírame extrañado por esa rara
quietud que late en mis dedos,
mírame inflamado de amor,
de un raro amor,
como si fuera yo Dios
y él un Ángel en destierro.
Como siempre digo, hay días así…
Mis Guerreros
Hoy los guerreros que moran en mí están en huelga, no tengo ganas de lidiar con mi humanidad, la dejo que se recueste en algún prado imaginario para que respire un poco de tempestad, y vuele en ella y sea en ella, que la cabalgue en un ápice de luz para que reviva, todo eso…, mientras duermo.
Estoy lánguida como una lombriz hambrienta, como una lombriz ¡¡terrible!!, de esas que con su sola figura espantan el día, de esas, que no son agradables ni poseen un imán con que afirmar la caricia o el deseo, o la plenitud de la palabra, una lombriz que se te resbala por los ojos con desánimo, aletargada e insufrible.
¿Será que mis guerreros despierten atontados, sin ganas de dar lucha a la ilusión, será que me amen tanto como para dar batalla al desgano, a la falta de color, a ese silencio que amo y no tengo? Hoy mis tantos guerreros duermen cabizbajos en mi desconsuelo, en mi duda por lo incierto, en mi letanía. Hay días así, sobre todo cuando amanece de rosa.
Hay días..
Hay días…,
Como hoy, que la gente se me viene a las manos con toda su profundidad, la naturaleza me llega alegre, asi como cuando vemos un arbol reirse junto al viento, y su copa parece el columpio de Dios.
Las personas que en su diario vivir se cruzan por mis horas parecieran tan simples que casi pudieran volar en su liviandad, sin embargo, no lo son, llevan su propia carga de pensamientos tristes, vanos, esperanzadores, incluso, caminan de la mano de Dios, como yo.
En realidad…, hay días en que me doy cuenta que…Yo soy tanto como ellos, y ellos son tanto como yo.
Una Caricia
UNA CARICIA
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A veces, cuando la caricia se avalancha en mi mano, mano pueril de roca, se me detiene el tiempo en un segundo eterno…, de esos carentes de frontera, sin limites, casi, casi, eternos donde no existe la forma ni la pausa, ni siquiera el aleteo de el silencio.
Ahí se vacían todas juntas, todas ellas como racimos de flor de la pluma (bellas y con un perfume que embriaga) y se arrancan desobedientes de mi mano, y corren, todas vivas y alborotadas por todo aquello que mis ojos tocan, por los árboles mientras éstos van dando a luz nuevos brotes, o se enciman en algún animal con tiña, de esos que nadie se atrevería a mirar y menos tocar, a mis hijos, los Dioses de mi vientre, (así los llamo), tan amados, ya no tan míos. Otras se escabullen en un hombre, ese al que Dios lo tiene expiando su karma, matando maldades, recogiendo un drama a través de mi mano, mano perpetua, mano de tul celeste.
Y así en cantata las caricias se vierten en todo lo que toco, huelo o miro, sólo sé que se arrancan de mi mano, independientes y tibias, alegres y promiscuas, casi, casi…, como si fueran pequeñas Diosas en el altar de la vida.