Elegir cuándo morir?
Reflexiones en un día cualquiera bajo los acordes una suite de Bach.
Las vacaciones de mi familia han comenzado, eso sí, un tanto dispersas, pero ya se iniciaron. Unos están partiendo hoy, otros en unos días y yo en un par de semanas.
El aeropuerto estaba atestado de gente, la mayoría lucían entusiasmados. Me llamó la atención la gran cantidad de chinos que habían, tal vez porque me gustan mucho, sin embargo, hubo uno que me dejó reflexionando, creo que en lo único que Dios se equivoco, es que no podemos decidir cuando morir.
Estaba este hombre, de unos ochenta años sentado en una silla de ruedas, delgado, extremadamente delgado, claramente no podía moverse y respiraba a través de un orificio en su garganta. Su hijo, otro chino de mirada afable y sonrisa abierta le acomodó las piernas y el pelo con evidentes muestras de amor y respeto. A los pocos minutos se fueron a la otra sala a hacer el ingreso a policía internacional. Al verlos perderse en el silencio, pensé si ese hombre realmente pudiera elegir morir, lo haría. No el hijo, no la mujer si aún vivía, no, sólo él. ¿elegiría morir sin en ese elección no estuviera arraigada la creencia de pecado ni de culpavilidad, elegir morir libre y sin temor.
¿Por qué vivir cuando ya no se puede ser en esa vida con dignidad y consciencia? … (Es un tema complicado que va de la mano con nuestras creencias religiosas y éticas. Difícil.)
Al salir del aeropuerto la noche se resbalaba por las copas de los árboles, el cielo estaba gris y rosa y corría una agradable brisa fresca, me sentía de alguna manera plena. Me subí al auto y prendí la radio, estaban tocando una de mis Suites preferidas, la número 1 de Bach.
Subí de volumen y el cielo se hizo más hermoso, y yo? me sentí tan entera y plena como hace varios días no lo hacía y guardé ese instante, ese preciso y real instante en mi mente para que no se pierda en mi inconsciencia. Y ahora en las palabras.
La comunidad científica presupone más importante la longevidad de la existencia que no su calidad. ¿Por qué? ¿Porqué conocen la vanidad humana y el deseo de vivir eternamente o porque ellos mismos la sufren por destacar en sus avances? Sea como fuere se invierte mucho más dinero en lo primero que en lo segundo.
Dicen que las partituras de Bach se desarrollaban con cálculos matemáticos (Le hubiera ido de perlas en Exel) de hecho hay escritores, no pocos, que lo utilizan para sus novelas.
Buen recibimiento de fiestas
El Barón Rojo
Querida, un pajarito me dijo al oído que posiblemente, muy posiblemente estabas de regreso…. ¿será verdad? Lo sea o no, viene a escuchar a Juan Sebastián, mientras te escribo. Te eché de menos en estas fiestas, espero que te haya ido de maravilla en ellas.
Sobre tu reflexión, para tu tranquilidad, si el señor chino alguna vez lo pensó, difícilmente decidió no morir por la idea ésta del pecado, que (como todo pecado) es asunto cristiano. Ser chino y ser a la vez cristiano todavía no es algo común.
Yo pienso que hay dos respuestas a tu pregunta y son muy sencillas. ¿Por qué aferrarse a la «vida» cuando el cuerpo ya está bueno para nada? Pues la primera respuesta es elemental, querido Watson, porque las personas «han olvidado» que NO son un cuerpo y que es imposible que mueran. Por eso se aferran al cuerpo, porque tienen la extraña idea de que morirán si el cuerpo muere.
Esto es así sobre todo en Occidente. Ahora, en Oriente, donde se comprende (al menos en teoría) que somos seres espirituales y, por definición, inmortales, aún así no existe tecnología suficiente para hacer algo útil con esa verdad tan fundamental. Entonces, ella, a pesar de ser una verdad verdadera, pasa a ser más o menos una «creencia», ya que no la pueden usar, no pueden hacer nada con ella.
¿Qué quiero decir con esto? Te pongo un ejemplo: a mí se me partió el alma hace como un año, cuando leí una entrevista que le hicieron al Dalai Lama, el actual. Estaban hablando de cómo se escoge el Dalai Lama y en un un momento, el entrevistador le preguntó si él recordaba algo de su vida anterior. Y él le respondió que cuando era un niño le quedaban algunos recuerdos, pero que a estas alturas de su vida, ya no le quedaba nada. A mí se me llenaron los ojos de lágrimas cuando leí eso. Imagínate tú, ¡ese es el Dalai Lama, supuestamente la reencarnación de Buda!…. ¿qué le puede quedar entonces al resto de los «mortales» con un grado muy inferior de conciencia espiritual? Yo te juro que me quedé deprimida por dos o tres días después de eso. No sé, siempre pensé que el budismo digamos que obtenía resultados a un plazo un poco más corto, pero ya me he convencido que no es así. Pero todos esos recuerdos están ahí grabados, como el primer día. Y cualquier practicante mínimamente entrenado en Dianética o Scientology puede ayudar a cualquier persona a recuperarlos. Lo sé por experiencia. Así que no todo está perdido.
La otra respuesta a «por qué vivir cuando el cuerpo ya no sirve» va de la mano con la primera. Y es que nadie nos enseñó en esta vida cómo separarte conscientemente de tu cuerpo y abandonarlo si es preciso y qué hacer luego, a dónde ir…. entonces, simplemente sucede que no sabemos, no tenemos la menor idea. Además, el área de «entre vidas» está llena de trampas. Hay razones bastante específicas de por qué no podemos recordar con facilidad nuestras existencia pasadas y digamos que se debe a lo que sucede en el período luego de la muerte y antes del siguiente nacimiento. Las teorías que circulan sobre el particular, apoyadas por personas que han ido y regresado en vida, hablan de una famosa luz…. ¡Ja! Seguir la luz es la receta perfecta para seguir amnésicos por el resto de la eternidad. En fin, hay mucho que aprender y la prueba de lo verdadero que pueda o no tener todo conocimiento es su utilidad práctica en el presente. De otro modo, se vuelve una pura colección de hermosos cuentos de hadas y nada más.
Ya escribí demasiado. Recibe un fuerte abrazo de Año Nuevo y mis mejores deseos para el logro de tus sueños.
Solo queria dejar mi huella por aqui, no quiero comentar nada tan solo leer y dejarme llevar por los acordes…
Edward, Milla, Charlotte,
Primero, gracias por darse el tiempo de escribir, a veces leemos pero no nos detenemos para dejar una miga en el camino, me pasa a menudo. En fin..
Edward, estoy de acuerdo, lamentablemente. En cuanto a la música de Bach, sí, también lo he leído y me parece asomrbroso, no es el único en todo caso.
Milla, Leí tu respuesta cuando me llegó al correo y luego se me perdió en el tiempo, que terrible, pero acá estoy. Interesante lo que planteas y concuerdo contigo en casi todo, lo del Dalai en realidad no me sorprende ni me duele, vemos de distinta manera, te explico. (Tal vez tengas un concepto erróneo de mis creencias).
Me gustan las doctrinas orientales, veo en ellas profundidad y lógica, sabiduría, pero también pienso que no es «LA» doctrina a seguir. No creo que haya una religión que contenga todo, ni un hombre que sea la reencarnación de Buda o Jesús u otro Mesías. Por el contrario, creo qeu cada religión o creencia contienen algo de esa verdad total, unas más que otras, unas más abiertas según la época en que se vive, como lo es scientology. Pero no quiero escaparme del tema.
No quiero detenerme en cada detalle porque creo que es claro para todos, sabes lo único que me cuesta aceptar?, trato de no menospreciar a los seres humanos, alguna una vez en un taller literario mi profesor me dijo «nunca menosprecies al lector». Cuando algo es muy evidente pienso, ¿Cómo nadie lo ve?, no creo que yo sea especial ni más que muchos, pero ¿cómo nadie hace nada, cómo nadie logra ver?.
En cuanto a mi planteamiento de porqué no dejar el cuerpo cuando ya no nos es útil, pues fue un desahogo, creo que lo tengo claro, debemos pasar por esa experiencia. ¿el túnel?… tampoco creo en ello.
Charlotte, que bueno que dejaste tu huella, así yo pude seguir la tuya.
Un abrazo
¿Pregunta por qué, viejita de epitelio hiperdeteriorado? Porque el LIBRO está en el cielo.
Estimado ¿Julian, Carlos, Laura??, no sé a quien referirme cuando preguntas, en todo caso siempre te he dicho, tus planteamientos son tan interesantes, pero ahora, mmm… poco claros. Explícame por favor, para poder entender tu respuesta. Qué libro está en el cielo y a qué pregunta corresponde esa respuesta. Slds.,
La viejecita de epitelio. 😉
Hola:
«El LIBRO está en el cielo» con respecto a la pregunta «¿porqué seguir viviendo cuando el cuerpo ya está caduco?» (no en el «firmamento» propiamente dicho, sino mas bien «en los caracteres grabados en el mundo sutil» (EL DESTINO, etc.), supongamos).
Si todo lo que pasa está (en el eterno presente) implícito en el HUEVO DEL MUNDO, ¿acaso no padecemos la ilusión de forjar nuestro propio destino por estar del otro lado del espejo? o mejor, ¿nos escriben y escribimos (Borges)? o para irnos bien al recarajo en términos teológicos, ¿no estaremos en el INFIERNO?
«Hoy veo en espejo; pero pronto conoceré como hoy soy conocido» (Léon Bloy).
Eche leña al fuego: ¿Ud. que opina?
mmm… es tan interesante Julian, Laura… ya todo está dado, ¿escrito? Sí, lo creo, de alguna manera…, pero de otra, no. También podemos escribirlo en la medida que vamos abriendo los ojos, despertando y dejando el espejismo a un lado, creo que ahí, sólo ahí podemos escribir parte de ese libro. En atisbos de consciencia, pequeños instantes de real cordura, de real comprensión, es ahí donde el camino se abre y nacen en nuevos caminos que mueven esas partículas que están dibujando nuestros otros yoes.
El eterno presente, eterno… presente…, donde no cabe más movimiento que el presente, ¿todo lo demás ilusión?, es como si fuera un juego, uno que no tiene comienzo ni fin. Interesante. De pronto un poco macabro, pero concuerdo, eso sí, un presente que se mueve.
Y para echar un poco de leña pregunto. Es una pregunta que tal vez suene infantil pero dependiendo de la respuesta se hace interesante ¿Por qué?, ¿Dígame, por qué existimos, por qué fuimos creados? espero que no me conteste que es por amor, por que un Dios con sentimientos nos ama tanto que nos dio la vida. Dígame Laura, qué piensa?
Patricia: le prometo sentarme hoy a la madrugada con usted.