Universo, ¿un holograma?.

¿Como podemos tocarnos si no existimos?

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 Un lector de este blog me hizo una pregunta que por cierto no es de fácil respuesta, la misma me la he hecho tantas  veces y tantas he quedado en el aire. A través de este post comparto mi reflexión sobre el tema.

Si nada existe, o todo es un holograma cómo podemos tocarnos, existir o, ¿qué existe?, ¿qué toca ese algo y como ese algo que no existe puede ser tocado?.

Como digo no son preguntas de fácil respuesta, sin embargo, aun cuando no podamos comprender quién creo a Dios, o quién creo al que creo a Dios y así infinitamente,  podemos partir comprendiendo por qué Dios (cualquiera sea el concepto que tengamos de Él), nos creó a nosotros. Eso definitivamente está más cerca de nuestro horizonte y con ello nos acercamos al tema que nos convoca.

Creo que los documentales, (que te linkeo) que por cierto son una real joya, podrán ser más claros, si los escuchas con el alma abierta, que mis palabras Manuel y aun así trataré de expresar a qué conclusión he llegado, o lo que por ahora, me deja en paz.

Aclarando que un holograma es una imagen tridimensional confeccionada con la ayuda de un laser. Si el universo o nuestra mente funcionan como un holograma, también tiene que existir quien crea o lo que crea la imagen primaria y el laser, por lo tanto, iremos un poco más allá.

particulas 2Efectivamente no existimos como tal, pero también sí existimos, ¿cómo?, estamos hechos de miles de millones de pequeñas «partículas», por ahora ocuparemos esa palabra ya que a medida que avanzamos en el “tiempo” se descubren elementos más pequeños que estas. Como decíamos, estamos hechos de ciertas partículas, los seres humanos, animales, plantas, aire, agua, tierra, la mesa, la silla, etc.

Entonces, ¿Qué mantiene unidas esas partículas o hasta ahora, átomos?. La vibración que ellas producen entre sí, ¿y qué las hace vibrar?, la Sigue leyendo

Qué realidad prefieres?

La física moderna dice «tú si puedes»

Durante décadas, los poderes de la mente han sido cuestiones asociadas al mundo «esotérico», cosas de locos. La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo corroboran esta creencia.

El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las «tomografías». Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área corresponde esa facultad.

Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando «ve» que cuando «siente», llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad? «La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente», afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispenza en el libro «¿y tú qué sabes?». En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.

El valioso vacío atómico

Aunque ya los filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es una realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física cuántica. En las escuelas de todo el mundo se enseña hoy día que el átomo está compuesto de partículas de signo Sigue leyendo