Hacia donde camina la poesía
Un estimado amigo de la blogosfera publicó este artículo en su excelente blog. Me identifica plenamente por lo cual lo comparto con ustedes.
autor: Luis Irles
¿Hacia dónde se encamina la poesía?
«Antes, la poesía era algo para leer tranquilamente en casa por la noche, quizá tenía la función de consuelo. ¿Qué ocurre actualmente? Cuando alguien regresa a su hogar tras una agotadora jornada de trabajo ¿acaso va a ponerse a leer un libro de poemas a la luz de la vela..?» Así se expresaba -en 1974- John Giorno, uno de los poetas más singulares de la Post-Beat Generation norteamericana durante una entrevista que concedió a la revista Newyorker.
Han transcurrido más de tres décadas desde entonces y la situación no parece haber mejorado mucho. Más bien, todo lo contrario. Porque, si lo analizamos detenidamente, ¿puede acaso la poesía competir con el rock, los video-juegos, el fútbol o la televisión? ¿Imponer la fuerza de la palabra sobre la cacofonía de los mass-media? ¿Reconquistar la comunicación, salir del ghetto? Yo -a pesar de este oscuro panorama- creo que sí, siempre y cuando se sepan aprovechar las modernas tecnologías y se vuelva a seducir por el oido, mediante la voz.
No se trata de volver a los rapsodas, las rimas pomposas y los ripios estridentes. Pero es asombroso que muchos jóvenes poetas actuales sean incapaces de recitar sus poemas y que estos no resistan la prueba de una lectura en voz alta. Abstraída, perpleja, en crisis y encerrada en los cada vez más estrechos confines de ediciones de ínfima tirada y premios de aún menor trascendencia, la poesía parece haber perdido al mismo tiempo, en un círculo vicioso, la musicalidad que hizo antaño su fortuna y pública influencia. Lo que otrora fue ruptura con formas anquilosadas e investigación de nuevas, exigencia expresiva o culminación de una larga experiencia estética y personal, se ha convertido, para las nuevas «generaciones» de poetas, en coartada de la inmadurez y falta de oficio. La poesía queda reducida a poner arbitrariamente una línea bajo otra en un papel, intentando compensar tan endeble armazón con metáforas grandilocuentes, sinsentidos pretendidamente surrealistas, «evocaciones» fantasmales, sentimentalidades prefabricadas y, sobre todo, mucho envoltorio «teórico» y mucha pose de vate daguerrotipado. Así, por mutismo o verborrea, la poesía desaparece de escena, se marchita en «poemarios» para los amigos, se extingue.
Por esto, experiencias como la Dub-Poetry, la Poesía Sonora -valga la redundancia-, el uso de las avanzadas tecnologías actuales son un estímulo, uno de los posibles caminos, para que la poesía reconquiste su espacio, recupere la voz en estos tiempos de performances y logorrea propagandística, y vuelva a «dar un sentido más puro a las palabras de la tribu» asumiendo los desafíos de nuestro tiempo.
Afortunadamente, algo así como una lenta mutación biolingüística se está produciendo en el terreno poético y, como siempre, los «especialistas» de la cosa cultural -críticos literarios, mandarines universitarios, editores, etc-, demasiado ocupados en sus peleas corporativas y en la administración de sus irrisorios territorios, no ven ni oyen lo que pasa, mientras las artes poéticas vivas y diversificadas disfrutan actualmente de un considerable auge. En gran parte debida a la trágica fragilidad de los soportes y circuitos de distribución convencionales (libros, revistas…), la crisis de la edición tiene como positiva contrapartida el haber debilitado, por no decir anulado, el poder de ciertos dispositivos institucionales, de ciertos bastiones burocráticos que tenían y aún tienen la función de cortar el paso a los movimientos creadores. Esta implosión, este hundimiento de las viejas industrias culturales ha dejado relativamente expédito el terreno para nuevas prácticas, nuevos circuitos, nuevas articulaciones entre el trabajo poético, la música, el teatro, la política, el placer. Un doble movimiento empieza a perfilarse y extenderse en Europa, los EE.UU., en la zona del Caribe y en Japón, transformando lo que se acostumbra a llamar poesía. Ojalá termine expandiéndose por todo el planeta como una pandemia benefactora.
Interesante el señor Irles y muy oportuno el rescate, Patricia (nunca se sabe cuándo caerá la guillotina sobre algún inocente autor virtual en esa rama genealógica)…
Bromas aparte, es un excelente artículo aunque discrepo en lo concerniente a las nuevas generaciones y su inmadurez y falta de oficio. En mi opinión lo de ‘nuevas’ los blinda (nadie nace sabiendo, no?), por lo que creo que la crítica está de más.
Qué refrescante y esperanzador aromilla deja…
Es un muy buen artículo el de Luis. Cabe preguntarse sin embargo si el fracaso institucional, que también se da en el ámbito de lo cotidiano (entre poesía y televisión luego de haber trabajado todo el día se escoge esta última) puede expresarse en poesía. Por mucha libertad creadora que exista, ¿de dónde surgirá la creación en un tiempo tan ausente de ella?
Querida Primera lluvia, es un tema complejo y creo, sin un resultado final que nos deje a conforme a todos. Pienso que la poesía joven a pesar de en algunos casos, ser madura, le falta belleza de lo cotidiano, es cierto que a esa edad se esta en una búsqueda por lo ideal, un querer más y estar en contra de aquello que no es justo y eso se ve reflejada en la mayoría de la obra poética de nuestros jóvenes exponentes, me refiero jóvenes menores de 30 años. Creo que Luis apena en su artículo a que le falta esa belleza simple, de lo cotidiano, del amor, de la naturaleza, esa poesía que te ayudaba a respirar con facilidad cuando la leías, que aprendías a ver un mundo, que a pesar de ser duro, bello. Pero también creo que en la diversidad esta la belleza, el que todos tengamos la capacidad de ver las cosas de un modo diferente, de sentir la vida de un modo distinto ya nos hace más exquisitamente complejos y tenemos más donde maravillarnos, en fin…, nuestros amados jóvenes tienen tanto camino por recorrer y tanto, pero tanto que entregarnos.
Chester, no sabes como coincido con tu comentario, vivimos en una sociedad que nos consume y chupa el alma, en que momento podremos escribir poesía entonces?… entre la lucha por generar alimentos para nuestra familia, por sobrevivir a esta sociedad tan intensamente explotadora…, difícil verdad. Pero sabes que?, yo he aprendido a ver la poesía en los pequeños ratos que tengo libre, cuando camino a mi trabajo y miro y regocijo en tantas cosas, incluso en el aparente dolor, veo una belleza incalculable en cada esquina que se me regala de naturaleza, en el amor que me corre por la piel cuando toco a mi hombre, a mis hombre, a mis animales, cuando veo a una pareja … en fin, hay tanto donde ver la poesía, creo que sólo falta detenerse y aquietarse. No me cabe ninguna duda que tu podrás verla en un montón de eventos y situaciones, en lugares, incluso en tus manos cuando se posan en algún objeto. Fue un agrado «conversar» con Uds.
🙂
Se acaba de publicar en España «La sabiduría de las brujas» (DVD Ediciones, 2008), la primera traducción de un libro de John Giorno . Les paso una entrevista del traductor y una buena crítica que ha salido en el ABC.
http://www.dvdediciones.com/novedades_giorno.html
http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=10167&num=864&sec=32
«…La poesía queda reducida a poner arbitrariamente una línea bajo otra en un papel…»
Humildemente, creo que es una aseveración muy dura la que hace el señor Irles en este interesante artículo.
Por mi parte, creo en la evolución (dentro de la belleza de lo simple e imaginativo) de dicha secuencia arbitraria, a veces ´inmadura y falta de oficio´, de la que el autor nos habla.
Que todos tengamos mucho por aprender, es lo que vuelve motivante el cuento diario de vivir y escribir.
Me ha encantado este espacio. Fuente del saber.
Saludos.
Ordennegro, muchas gracias por el comentario, esperemos que la poesía se haga fresca en los ojos de toda esa inmensa cantidad seres humanos que no la conocen. Slds.,
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