D.H. LAWRENCE


D. H. Lawrence (David Herbert Lawrence )
(Gran Bretaña, 1885-1930)

Novelista y poeta inglés, una de las figuras literarias más influyentes y controvertidas del siglo XX. En sus más de cuarenta libros ensalzó su visión de un ser humano completo y natural, opuesto a la artificialidad de la moderna sociedad industrial por su deshumanización de la vida y del amor. Sin embargo, sus novelas fueron malentendidas y atacadas, e incluso prohibidas, por su abierto tratamiento de los temas sexuales. Nació en Eastwood (Nottinghamshire), el 11 de septiembre de 1885, hijo de un minero de carbón y una maestra de escuela. La disparidad en el rango social de sus padres fue un motivo recurrente en sus novelas. Se graduó en la Universidad de Nottingham en 1908 y publicó sus primeros poemas en la revista English Review en 1909. Su primera novela, El pavo real blanco, apareció en 1911 gracias a la ayuda de su amigo Ford Madox Ford. Hijos y amantes (1913), en gran parte autobiográfica, es la más significativa de sus primeras novelas y aborda la vida en un pueblo minero. En 1912 se fugó a Europa con Frieda Weekley, una aristócrata alemana (hermana del aviador alemán Freiherr Manfred von Richthofen) que estaba casada con su profesor y con la que se casó dos años después, cuando ella consiguió el divorcio. Su intensa, tormentosa y nómada vida en común le proporcionó material para muchas de sus novelas. El arco iris (1915) y Mujeres enamoradas (1921) -quizá las mejores- exploran con franqueza las relaciones sexuales y psicológicas entre hombres y mujeres. El arcoiris fue prohibida oficialmente por obscenidad. En este periodo también escribió dos libros de poesía, Poemas de amor y otros poemas (1913) y ¡Mira! Hemos cruzado hasta aquí (1917). Durante la I Guerra Mundial Lawrence vivió agobiado en Inglaterra a causa del origen alemán de su mujer y su propia oposición a la guerra.
La tuberculosis se añadió a sus problemas, y en 1919 empezó un periodo de vagabundeo sin descanso en busca de un clima más benigno. Sus viajes le proporcionaron los ambientes de varios libros: la región italiana de Abruzzi en La mujer perdida (1920), Cerdeña en El mar y Cerdeña (1921) y Australia en Canguro (1923). Durante sus estancias en México y Taos, Nuevo México (1923-1925), escribió La serpiente emplumada (1926), novela que refleja su fascinación por la civilización azteca. Su poesía más original, publicada en Pájaros, bestias y flores (1923), emana de sus experiencias con la naturaleza en el suroeste de Estados Unidos y la región mediterránea. A partir de 1926 vivió principalmente en Italia, donde escribió y reescribió su novela más famosa, El amante de lady Chatterley (1928), que trata de las relaciones sexuales entre una mujer y el guardabosques de su esposo, miembro de la nobleza. En 1932 se publicó una versión expurgada. Murió el 2 de marzo de 1930, en un sanatorio de Vence, en la Provenza francesa.

Sus principales obras:

El amante de Lady Chaterley (fragmento)
El arco iris (fragmento)
El barco de la muerte
La muerte no es el mal, el mal es mecánico
La serpiente emplumada (fragmento)

 El arco iris (fragmento)

» Yo niego absoluta y francamente ser un alma, o un cuerpo, o un espíritu, o una inteligencia, o un cerebro, o un sistema nervioso, o un conjunto de glándulas, o cualquier otra parte de mí mismo. El todo es más grande que las partes. Pero hoy, después de tres mil años, después que estamos casi completamente abstraídos de la vida rítmica de las estaciones, del nacimiento, de la muerte y de la fecundidad, comprendemos al fin que tal abstracción no es ni una bendición ni una liberación, sino pura nada. No nos aporta otra cosa que inercia. »

 D. H. Lawrence
El barco de la muerte (Fragmento)

» Construye pues el barco de la muerte ya que debes emprender el más largo viaje, el del olvido. Y muere la muerte, la larga y dolorosa muerte que yace entre el viejo y el nuevo ser, ya han caído nuestros cuerpos malheridos, ya nuestras almas rezuman por la herida de la cruel contusión, ya le oscuro e insondable océano del fin penetra por las grietas de nuestras heridas, ya está sobre nosotros la inundación. Oh, construye tu barco de la muerte, tu pequeña arca y cárgala de comida, de pequeños pasteles y de vino para la oscura travesía por el olvido. Despedazado muere el cuerpo, y el alma tímida ya pierde pie cuando sube la tenebrosa marejada, estamos muriendo, muriendo, todos morimos y nada detendrá la marejada mortal dentro nuestro y pronto inundará el mundo, el mundo exterior. Muriendo estamos, muriendo, en pedazos se mueren los cuerpos y nos abandona la fortaleza, y se agazapa nuestra lama desnuda en la negra lluvia por encima de la inundación, acurrucándose en las últimas ramas del árbol de nuestra vida. Estamos muriendo, muriendo, y entonces ahora lo único que podemos hacer es disponernos a morir y construir el barco de la muerte que lleve el alma en su largo viaje, un barquichuelo, con remos y alimentos y platillos y todos los avíos de la muerte para portar el alma en el más largo viaje. Bota ya el barquichuelo, ahora que muere el cuerpo y que departe la vida, bótalo, la frágil alma en la frágil nave del coraje, el arca de la fe con su provisión de alimentos y de pequeñas cacerolas y mudas de ropa, sobre ña negra superficie del diluvio sobre las aguas del fin, sobre la mar de la muerte, dónde aún navegamos oscuramente porque no podemos gobernarla, no tenemos puerto, no hay puerto, no hay dónde ir solo las oscuridad que se cierne cada vez más negra, más negra en el mudo y callado diluvio, oscuridad sobre oscuridad, arriba y abajo y a los lados absolutamente oscura y entonces ya no hay más dirección. Y el barquichuelo está allí, no obstante se ha ido, no se le ve porque no hay forma de verlo. ¡Se ha ido! ¡Se ha ido! Y no obstante aún está en alguna parte. ¡En ninguna parte!. (…) «

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