Cajón del Maipo
Les dejo algunas fotos en la página de «FOTOS».
Este fin de semana tenía planeado subir a la montaña, luego una cosa u otra me estaba complicando el viaje, tanto que pensé dejarlo para el fin de semana siguiente, luego reflexioné, si no voy que vamos a hacer?, tal vez ir a comer afuera, o ver una obra de teatro, algo de deporte, un paseo rápido a algún mall (uajjj) ante ese panorama agarré lo que tenía a mano, convencí a mis hombres que debíamos ir y en media hora estábamos con el Jeep equipado. Hacía tiempo que no subía, y realmente me encantó hacerlo, cuando subo veo todo tan nítido, veo con claridad lo que importa, y aquello con lo que nos vamos llenando día a día y no tiene la menor importancia. Allá me alejo de todo lo que me envuelve, de toda esa maquinaria que atrapa a los seres humanos día a día.
A medida que íbamos subiendo me iba conectando más con el entorno, impregnando de los olores, de los colores, amo el campo, la tierra, la naturaleza en todas sus manifestaciones. Me gusta la gente de campo, su exquisita simpleza, la manera de ver la vida, el no esperar nada más que ser en cada día. Esa que se levante temprano, ¡¡MUY
TEMPRANO!! a sacar las gallinas, alimentar a los cerdos o a llevar a sus ovejas cerro arriba, como el hombre que verán en la foto. Me gustan esos viejos que te cuentas sus historias mientras comparten en una taza saltada y de latón (de esas que ya no existen en el comercio) el café contigo, me gusta su olor a ropa limpia pero gastada, me gusta beberme sus ojos, olerles el alma, siempre pienso, a lo mejor, algo de su pureza se me cocerá en la piel y vestiré de gala.En la cima del lugar al cuál vamos hay unas pozas termales, hechas naturalmente, con un agua cargada de minerales y muy, pero muuy caliente, la primera esta como a 60º y luego hay otras pozas donde la temperatura es más baja y donde puedes meterte hasta que tapas todo el cuerpo, la idea es ir de noche, llegar tipo 9 de la noche, tirar una carpa, obviamente ahí no hay NADA!!, no hay cabañas, no hay hoteles, no hay prácticamente camino, en realidad, eso es lo bueno, esa es la gracia del lugar. Luego que armas la carpa, comes algo rápido y te vas a las termas, así lo hicimos, fue grandioso, estar ahí metidos en el agua mientras la noche se te cae encima, contando quién veía más estrellas fugaces, o cuantos satélites pasaban cada una hora…, o simplemente estando en silencio mientras Dios te habla a través de ese Universo que se pega a tus ojos. Cuando ya te vence el sueño tipo dos de la mañana te sales del agua caliente que te ha cobijado y te vas a dormir, al otro día volvimos al agua al amanecer, luego un buen desayuno, una caminata y de regreso a tu mundo, en el trayecto te encuentras con hombres como el de la foto 2 o con cabritas que corren desprevenidas por algún campo, no saben que están siendo engordadas para que sirvan de manjar en alguna mesa.
Bueno, hoy quise compartir un poco de mi mundo, abrirles un poco las puertas de mi día a día y mostrarles algunas fotos, espero que las disfruten.
Pues sí,yo no podría vivir sin sentir la naturaleza,los del campo poseen una sabiduría sobre la naturaleza tremenda y además la aman ya que se han preocupado de conocerla a fondo de cuidarla y cultivarla,suelen poseer calendarios lunares para saber las mejores épocas de siembra de cada especie florística,en fin,mi más sincera admiración por esas sencillas gentes que aman la vida!!
Un fin de semana perfecto, querida Patricia. Me alegro que lo disfrutaras tanto… Acertaste plenamente cuando decidiste subir al Cajón del Maipo con tus hombres (de los cuales debes sentirte muy orgullosa) y gozar plenamente de esta naturaleza privilegiada que, afortunadamente, tenemos en Chile.
Me imagino que tu ‘sobredosis’ de oxígeno te durará toda la semana… 🙂 Ah, y las fotos son preciosas!
Un fuerte abrazo
Ayy amigos, si, fue un fin de semana perfecto, bueno distinto al tuyo Gorokiña (me muero de la envidia jaja) pero si, quedé con los dedos pletóricos de vida.
Hubiera querido haber tomado fotos en la noche, es maravilloso pero lamentablemente se pierden donde no hay nada de luz salvo la de las estrellas, ya será…
Un abrazo cariñoso para ambos.
Patricia