La desigualdad, la pobreza.

El pestañeo de mis ojos aumenta ante la terrible y cruel desigualdad que domina el mundo, y ese pestañeo me causa dolor. Me causa un profundo y podrido dolor. Aclaro, no me molesta la riqueza, por el contrario, me siento feliz por ver gente adinerada con ojos de alegría, me gusta ver a la gente feliz. La vida siempre es más fácil con un poco más de dinero, no digo que haga la felicidad pero como dice el dicho, por Dios que ayuda. Yo lo disfruto cuando está, no lo lamento cuando se aleja. (Si ponemos atención veremos que todo se mueve tan cíclicamente, con un ritmo casi imperceptible)

Sin embargo lo que sí me molesta es ver el hambre en la cara de un niño, eso me pone de mal humor. Observar el rostro de un anciano pidiendo dinero en un semáforo y ver tantos rostros indolentes en sus autos lujosos, eso, eso me desagrada. Ver a un hombre de igual edad que el anciano mover la cabeza con Sigue leyendo