Rancagua, Luis Robinson Venegas
Rancagua.
La estación del Recuerdo.
Después de tanto tiempo ido,
a Rancagua regresé emocionado
con el pensamiento de imágenes repleto
dispuesto a enfrentar aquel pasado,
saturado de escenas desvaídas
borrosas,ambiguas, deslavadas,
que el yerto fuego que en mí había
a duras penas revivía
después de tantos años apagado,
cubierto de penas, desolado.
Obsevé cada rincón y cada muro,
por si encontraba ese pasado,
disperso, silente, abandonado.
La amable estación en su agonía,
parecía un templo abandonado,
después de tanta gloria y tanta vida,
lánguida y triste la veía
y como yo estaba abatida.
Recorrí esos andenes venturosos
para resucitar inmóviles fantasmas
que mi infinita pena perseguía,
con los ojos de lágrimas cuajados.
Aquí estuve yo y ahora estaba,
Nada era igual, todo cambiado.
Bella estación de mil recuerdos
nostálgica, venturosa mágica,
sé que percibes mi dolor amargo
pero has de saber hermosa mía,
que tu vida es mi vida
a pesar de los estragos.
Era inútil seguir pensando en eso.
Mi espíritu seguía divagando.
Pero, no. El pasado está muerto.
Muerto y sepultado.-
Hermosa poesía de Venegas supongo,no lo conozco, de hecho desconozco bastante la poesía,un saludo!Gcc
Realmente emotivo poema, me gustó. Me emocionó.
Un saludo
Adela
conozco varios poemas de este autor y debo decir que todos tienen ese sello que encanta
Adela, Mireya, Me encanta que nuestra gente, nuestros escritores sean leídos y apreciados como corresponde, él es un hombre lleno de sensibilidad y espero nos pueda aportar con más de su poesía, para así difundir su palabra.
Gracias por su visita y más aún por su amable comentario.
Un abrazo, Patricia
Me gustó la poesía de Róbinson Venegas. Lo conocí como telegrafista de Estación San Bernardo. Fuí su colega. Trabajé con el en la estación de Rancagua. Le deciamos el loco y recuerdo que en cada estación iba dejándo escritos en la tapa de cartón de los formularios.Jugamos fútbol juntos en la selección ferroviaria. El loco era impredecible pero harto simpatico. Nunca mas lo he visto. Espero que sea el mismo.- Un saludo para ti loco .- Hector Ortíz C.
Gracias por tu comentario Hector, seguramente Robinson ha de estar contento de saberte. En general a los que escapamos un poco de lo «normal» que para mí no lo es tanto, nos llaman locos jeje.
Slds., 🙂
Los circulos se comienzan a cerrar en torno a las cosas que uno tanto Amó: el Manipulador Telegráfico, los Trenes, la Poesía, la Radio, los Libros, Las Estaciones y su Gente, la Bicicleta, la idea de un Camino en el que creíamos que marchabamos Solos, en fin.
Me aprendí de memoria las estaciones desde Alameda a Ciruelos con la cara pegada al vidrio en un vagón de segunda, también fue una Locura, de las tantas que embriagaron mi vida.
Felicitaciones Patricia Gómez y Robinsón Venegas !!
Mis agradecimientos a Héctor Ortíz Cancino. Es verdad fuimos colegas ferroviarios. A él le decían el Chino y quiero decirle que soy el mismo de siempre, cariñoso y leal. Un abrazo.
Y para don Walter Navia muchas gracias. Recibí su correo electrónico y hemos resultado casi colegas. Tambien fué telegrafista. Me gustaría saber un poco más de él, su redacción es muy poetica.
Estoy involucrado en esto gracias a la gran escritora y poetisa Patricia Gómez a quien admiro y solo la conozco por sus libros y poesías. Atte .-. — -… .. -. … — -.
Hé estado leyendo a Gorocca. Todo lo que escribe es muy hermoso y profundo. Eso si me cuesta seguirla. Creo que Patricia Gómez y Gorocca me están absorbiéndo. Muchas veces he quedado, como dijo el poeta José Dgo Gómez Rojas, » de pié como una idea que se va del cerebro y queda trunca».
Gorocca fué el primer comentario que recibí. Sentí miedo y orgullo. De nuevo gracias. Cariñosamente. Luis Róbinson Venegas.-
Mi querido Robinson, el mundo es tan pequeño cuando lo encerramos en una palabra, no crees?, Gorocca es una española encantadora, ahora esta de vacaciones pero seguro en algun momento podràn conocerse a través de la palabra.
Un abrazo para ti.
PAtricia
Patricia y RoBinsón:
Mi Patria es mi Niñes
los libros de siempre
el sonido de la onda corta
una colección de boletos ferroviarios
las olas de los alambres telegráficos
por el que transitó la palabra
los viejos postes con sus brazos cansados
los faroles nocturnos a la orilla del andén
y esta memoria
que se resiste a marchar…
y olvidar
que he vivido.