Nosotros.

Los días se deshacen en las vidas de cada uno de nosotros, los que leen, yo. Los instantes van armando con cada acto y pensamiento nuestras vidas, vidas tan únicas y distintas, tan de ustedes y mía, tan únicas y sin embargo una  que lo contiene todo.

Había comenzado a trabajar en el libro en el cual estoy sumergida hace un tiempo, el último. Echo a andar la música, prendo la vela, abro esa puerta imaginaria donde después de cerrarla nadie puede entrar, nadie más que esa Patricia que desaparece hasta de sí misma, de los pensamientos que la visten, de todo lo que es.

El viento golpeó una ventana y no sé por qué, algo comenzó a dar vueltas en mi mente, me fui a archivos, abrí el libro de Jacobsen, luego Rilke, terminé con D. Agustini, hace tanto que no los leía y me gusta husmearlo de tanto en tanto.Después de estar pegada en esas letras vino un pensamiento, (tampoco sé por qué), “No le he contestado a Edgar, lo haré cuando tenga internet”,  y en ese pensamiento recordé a tantos amigos que han pasado por acá, personas que no conozco, personas que tejen hilos. Carlos Zorich, que ya no está entre nosotros, se le extraña…, Nico, con sus fantásticas historias, su extraña vida, su vida creada, mi querido amigo Miguel Ángel, tan querido, siempre está por ahí, dando vueltas con su amorosa presencia. Agélica, Luz, en fin, hay tantos que cada tanto aparecen como si al descorrer la cortina de una ventana de madera pudieran entrar en mi vida y yo en las suyas. Vidas de sueños, asombro, un asombro fantástico aún en lo cotidiano. Pensamientos que quieren, anhelan tocar algo más allá de la forma, como los míos, como los de muchos que se descuelgan  en el olvidado anonimato y sin embargo inhalan a Dios en cada suspiro.

Va mi abrazo fraterno para todos ellos, para los que leen en silencio. No quiero respuestas, sólo espero que los hilos que nos conectan no dejen de dar luz jamás. Que mis palabras se conviertan en una mirada dulce en su presente, comprendiendo que todo lo que les ocurre, me ocurre a mí, que tanto como crezcan, crezco yo. Que sus conexiones siguen encendiendo hilos luminosos  por todo el universo.

Simplement somos un vasto océano orquestando una sinfonía con cada una de sus gotas.