Mijail Bulgakov
Encontré dentro de un cuaderno viejo un apunte, «debo leer El Maestro y Margarita de Mijail B.», comencé a buscarlo y ya. Parto ahora si Dios y el tiempo lo permiten, (que humana por Dios, dando la tarea de discernir sobre mi tiempo, logros o fracasos a Dios!!) Ya les contaré. Seguro mi amiga Goroka lo ha leído
Mijail Bulgakov
Novelista y dramaturgo nacido en Kiev. Estudió Medicina, pero renunció a esa profesión en favor de la creación literaria. Sus primeras obras son narraciones satíricas, Maleficios (1925), Corazón de perro (1925), Morfina (1927), y comedias, El departamento de Zoia (1926). Alcanzó el reconocimiento con su extensa novela La guardia blanca (1925), que se desarrolla en Kiev durante la Revolución y fue dramatizada como La huida (1926). Tuvo que enfrentarse a la crítica oficial por su retrato favorable de un grupo de oficiales blancos antibolcheviques durante la guerra civil y la falta de un héroe comunista. Aunque las obras de Bulgakov disfrutaban de gran popularidad, las autoridades le prohibieron publicar a partir de 1930 pues encontraban inaceptable su sátira de las costumbres soviéticas. Su mejor novela, El maestro y Margarita (publicada en la Unión Soviética en 1966) fue escrita entre 1929 y su muerte, acaecida en 1940. Trata de los problemas eternos del bien y el mal, utilizando narraciones en paralelo, una de ellas situada en el Moscú contemporáneo y la otra en la Judea de Poncio Pilatos, y oscila de la fantasía y la sátira humorística a la tragedia. La fama de Bulgakov no quedó establecida hasta años después de su muerte, cuando sus novelas, obras de teatro y su biografía Vida del señor Molière empezaron a publicarse a partir de 1962.
Comentario del libro El Maestro y Margarita.
«Dígame, ¿es que para convencerse que Dostoievski es un escritor, es necesario pedirle su carnet? Coja cinco páginas cualesquiera de alguna de sus novelas y se convencerá sin necesidad de carnet de que es escritor.» Como bien dice Mijail Bulgákov, no se necesita más de cinco páginas -yo diría que basta con una- para saber quién es escritor sin necesidad de carnets, críticos y reconocimiento. Bulgákov lo es. Su habilidad con las palabras te asalta con violencia y pasión, narrando con la misma fuerza que una melodía de Tchaikovski, una progresión de Rachmaninov o un estallido de belleza repentina de Prokofiev. No puedo evitar los símiles musicales; para mí los artistas rusos tienen todos algo que los une: la herencia cultural de un pueblo torturado por la historia y el clima que se traduce en una pasión veloz y repentina, una tristeza implícita y melancólica que sólo el vodka o la belleza parecen ser capaces de hacer remitir.
Este libro es eso mismo en estado puro, depurado por una habilidad narrativa poco común. El planteamiento es ridículo en extremo -todos lo son-. Satanás aparece en el Moscú ateo acompañado de una troupe de demonios dispuestos a castigar con crueldad la hipocresía y el oportunismo que la burocracia y la miseria humana parecen hacer crecer del mismo asfalto. Al mismo tiempo asistimos al desarrollo de otra línea argumental: Jerusalén, año 33. Poncio Pilatos debe juzgar bajo la calígine.
Es un argumento alocado, que no sabes a dónde te va a llevar, pero que sientes sujeto por riendas de acero; llevado por unos personajes desquiciados y cincelados con delicadeza y precisión que resumen las contradicciones del mundo en su comportamiento. Las varias líneas argumentales crecen, se entremezclan y complican con una seguridad y velocidad que parecen querer aprovechar el corto verano antes que el invierno las hiele, envolviendo la narración en magia, un humor satírico y terrible de noche veraniega de brujas, aquelarres, magia en una sociedad cientifista y burocratizada. Humor que podría haber hecho de El maestro y Margarita una sátira despiadada -que lo es- pero que enriquecido por la acción de un Poncio Pilatos muy alejado del estándar y un maestro y una Margarita que solo saben oponer la tristeza y la resignación a las fuerzas que los bambolean lejos de sus deseos de felicidad, la convierten en algo más.
En definitiva, un libro divertido, emocionante, fresco y ardiente, que te obliga a dejarte llevar, sin preguntar adónde vamos, pero que, como en todas las grandes obras, te colma con creces por tu sacrificio de lector ordenado y de sota, caballo y rey, que cuando inicia el libro ya quiere tenerlo todo controlado e intuir el final.
Eduardo Vaquerizo
Pat,a éste aún no lo he leído,pero una cosa sí que advierto en los escritores rusos,un tono melancólico y agridulce que se refleja en descripciones de ciudades como San Petesburgo y una gran decadencia de una sociedad burocratizada que ya entonces perfila el futuro de la sociedad actual,individualista y consumista.Para mí una joya de literatura,la rusa.
Fue un placer!
No me tomaría a Mijail Bulgakov como un literato ruso más, basándome en su biografía, de por sí ambigua y llena de épocas oscuras, una vida dura que comenzó con una esclerosis y terminó muriendo con ceguera. Parece que sus últimas obras teatrales las dictó a su mujer.
La obra en cuestión, según los críticos, se dilató desde 1928 y hoy, sigue siendo una versión la cual el autor no daría por terminada aún. Lo cierto es que en los últimos capítulos asoman algunos cabos sueltos y presumibles faltas de retoques finales. No obstante, el libro es una enorme sorpresa para el lector. Un maravillosos delirio partido en tres historias. El autor, tristemente, no llegó a disfrutar el éxito alcanzado de la obra.
Bulgakov empieza el libro con una cita del Fausto de Goethe:
– Aún así dime quién eres.
– Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que practica el bien.
Muy adecuada a la sátira de la época.
Un libro universal lleno de fantasías, con costumbres cosacas y con el constante desequilibrio entre el bien y el mal, una corriente de aire ruso que te arrastra y te lleva a su terreno de grano y pluma, las cuestiones del mal no pueden esperar. De súbito, Poncio Pilatos con sus reflexiones a primera hora de la mañana del día catorce del mes primaveral Nisán. Poetas, enamorados, brujos.
Indispensable para conocer el ruso más vanguardista y perseguido de su tiempo.
EBlanco
Eduardo, fue un gusto leer tu acabada recomendación, no he podido comenzar pero ahora con más ahínco lo haré. Concuerdo en lo que expresas de los escritores rusos, pero eso les da un toque atractivo, casi maquiavélico.
Un abrazo y un gusto tenerte por acá.
Patricia