A veces…


A veces, cierro los ojos y la realidad comienza a girar, a perderse.
¿Si dejo que «Dios» fluya a través de mí, que pasa?, lo intento…
Comienzo a deshacerme, me deshago en ese preciso instante, en ese momento en que él esta fluyendo a través de todo mi yo y dejo de existir como una individualidad, el movimiento se hace inmenso, se hace en mí, el entorno comienza a girar, y yo con él. Desaparezco, lo que soy, lo que me contiene, desaparece y comienzo a ser lo que esta girando, lo de arriba, lo de abajo, la montaña, la silla…, el cielo, el ave y la tierra, mi dolor, la risa, mi risa, mis ojos, mi alegría, ¡mi inmensidad! Locas reflexiones de un alma que esta en constante lucha con la comprensión.

Viernes 26

Anoche en rezo comprendí todo, lo vi claro y encendido, puro y abierto como un día sin niebla. Se violento a mi razón, se vino vivo, casi palpable como la tierra, moviendose, más encendido que el fuego de una vela. Comprendí mi porfía, esa ceguera violenta que me apresa, que ahoga mi aire, esa que entumece el alma. Comprendí todo y lucha ahora mi entendimiento por domar cual bestia en porfía, mi ceguera.

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